Suspenden 8 años a Sun Yang por destruir a martillazos una muestra antidopaje

Ha sido tres veces campeón olímpico y tiene once títulos mundiales. Después de que se produjera el incidente con el martillo, la Federación internacional (Fina) exculpó al nadador por un defecto de forma, lo que le permitió competir en los últimos mundiales. Pero ahora el TAS le aplica un castigo ejemplar.

La lista de triunfos de Sun Yang es enorme. Fue el hombre que batió el viejo récord de 1.500 del australiano Grant Hackett. Pero la lista de sus líos es aún mucho mayor que la de sus éxitos. En una de las jornadas previas de los Juegos de Río de Janeiro 2016, chapoteó el agua de manera amenazante para amedrentar a uno de sus rivales en la prueba de 400, Mack Horton. El australiano ni se inmutó. No cayó en la provocación. Y le respondió en la final al quedarse con el oro. La plata hizo llorar a Sun Yang ante las cámaras de la televisión china. Con él nunca se sabe cómo va a reaccionar.

No era la primera vez que atosigaba a algún nadador en la piscina. Le da por los desplantes. Dejó a su entrenador tras un lío de faldas con una azafata de vuelo, reflejada en las redes sociales con varias fotografías. Y protagonizó una extraña retirada antes de la final del 1.500 de mundial de 2015. La delegación china alegó un mareo. Pero se escucharon los puñetazos de Sun Yang contra una de las taquillas. La sombra del dopaje. Fue sancionado –aunque eso se supo luego– por las autoridades chinas por recurrir a un medicamento para su supuesta afección cardiaca. En su país le creyeron; en Australia, donde se entrenaba, no. Y le cerraron el acceso a sus piscinas.

Sun Yang, que ha heredado de su padre, antiguo jugador de voleibol, la altura (1,98), es una estrella. Brilla en el agua y se nubla fuera. Su declive en la opinión pública china empezó en otoño de 2013, cuando disfrutaba de su intocable condición de doble campeón olímpico. Leyenda en piel. La federación china repartió 15 millones de euros en tres partes iguales: para la cantera, para los otros nadadores olímpicos y, un tercio, para Sun Yang.

Eso conllevaba obligaciones como conducir un coche de la marca Hyundai, patrocinador de la natación china. A Sun Yang le regalaron un 4x4. El mejor. Pero cuando, tiempo después, se vio implicado en un accidente de tráfico conducía un 'Porsche Cayenne'. Para colmo, no tenía carnet. China se echó las manos a la cabeza: «Debería ser un ejemplo y no lo es», le reprendieron los dirigentes de su país. Pasó por el calabozo y salió para seguir aumentando en Río de Janeiro su ristra de títulos. Medallas y líos. Ahora, el TAS le saca definitivamente de la piscina.