Luis Scola: «Tengo un recuerdo muy grande de Gijón»
Luis Scola, exjugador del Gijón Baloncesto ·
«Toda mi carrera voy a estar agradecido a Moncho López por habérsela jugado conmigo»Secciones
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Luis Scola, exjugador del Gijón Baloncesto ·
«Toda mi carrera voy a estar agradecido a Moncho López por habérsela jugado conmigo»JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Domingo, 13 de diciembre 2020, 04:11
«Tengo un recuerdo muy grande de Gijón», confirma desde Italia la vigorosa voz de Luis Scola (Buenos Aires, Argentina, 1980). «Volví para jugar con el Baskonia un par de veces, pero no a visitar la ciudad, algo que, por cierto, tengo 'recontraplaneado' ... cuando me retire», promete el 'ex' NBA. Al otro lado del auricular habla un gigante (2,06 metros) en todos los sentidos. 'Luifa', el mejor jugador argentino de todos los tiempos y el que más partidos ha disputado del planeta en la historia de los mundiales de baloncesto. Una leyenda de la canasta que sigue elevando su altura, con 40 años, en el Pallacanestro Varese italiano. Y aún queda Tokio, donde se ha prometido un 'last dance' -aunque no descarta estar «dos o tres años en Varesse»- para competir en sus quintos Juegos Olímpicos. Pero en esa huella de estrella global sigue vivo el principio de su grandioso viaje. Más de veintidós años después de que dejara Gijón, Scola analiza por primera vez su paso por Asturias en una exclusiva entrevista con EL COMERCIO.
-¿Qué significa el Gijón Baloncesto en su trayectoria?
-Tengo un gran recuerdo del Gijón Baloncesto. Era mi primera experiencia en Europa y la recuerdo con mucho cariño. La pasé muy bien. Fue una época difícil. No por el Gijón Baloncesto ni por la ciudad de Gijón, sino porque era la primera vez que estaba fuera de mi país. Y tenía 18 años entonces. No fue fácil, pero tengo un recuerdo muy grande y muchas ganas de volver de visita.
-¿Cómo llegó a Gijón?
-No me acuerdo exactamente de cómo fue. Yo no era parte de las gestiones. Sé que el Baskonia (el club que le había fichado por diez años para su desembarco en España y que, después, le dejó jugar dos temporadas como cedido en Gijón) fue el que gestionó mi llegada. Sí que recuerdo que no fue fácil, porque yo era extranjero, con lo cual no era sencillo. En un momento parecía que no íbamos a conseguir nada, pero finalmente terminé en Gijón.
-Y se quedó dos temporadas, con un ascenso a ACB y una permanencia.
-Las recuerdo con mucha alegría, sobre todo la primera, en la que ascendimos. Nos fue muy bien, disfruté mucho y resultó todo muy divertido. Y la segunda fue un poco más dura. Pelear por el descenso era un poco menos divertido. Pero también la recuerdo con mucho alegría porque nos terminamos salvando de forma heroica en la última jornada.
-Moncho López apostó muy fuerte por usted, que acababa de cumplir 18 años.
-Moncho se la jugó tremendamente. Y no solo conmigo, sino con Linton Townes. Los dos éramos lo opuesto. Un extranjero de 18 años y otro de 39 (risas). Moncho se la jugó. Por suerte pude jugar bien y nos fue bien como equipo. Toda mi carrera voy a estar agradecido a Moncho por habérsela jugado. Pienso que las cosas hubieran sido más o menos parecidas de no haber ido a Gijón de lo que fueron después. Pero el hecho de que apostase por mí, completar esa experiencia de dos años en Gijón, creo que hizo las cosas mucho más fáciles para lo que vino a ser mi carrera en Vitoria y en otros lugares.
-Le apodaban 'El Bebé'...
-No me acuerdo del apodo, no lo recuerdo.
-Comentaba antes que aquel Gijón Baloncesto era un equipo de contrastes. Usted tan joven y Linton Townes que, como recordaba, le sacaba 20 años.
-Ese contraste entre Linton y yo era divertido por esos veinte años de diferencia. Ahora me pasa lo mismo a mí, pero al revés (risas). Tengo cuarenta y sigo jugando con compañeros que tienen 17, 18 ó 19 años. Y bueno, es un poco raro. Me toca lo opuesto.
-¿Sabía algo de Asturias cuando llegó a Gijón?
-No sabía mucho, no. Fui aprendiendo a lo largo de esos dos años.
-¿Dónde vivía?
-El primer año recuerdo que vivía cerca de la playa, a unos 200 metros. El segundo nos fuimos a otro departamento, un poco más lejos. Muy bonito. Era en una rambla, por donde solía pasear. No recuerdo cómo se llamaba.
-¿Mantiene algún contacto con la ciudad?
-Lamentablemente, no. Pero me gustaría volver y ver a gente de la que tengo mucho recuerdo.
-¿Tuvo conocimiento de la desaparición del club?
-Tuve conocimiento de que desapareció, sí. No sé cómo está ahora la situación, pero me dio mucha lástima.
-El otro día comentaba Moncho Fernández en EL COMERCIO que el mayor respaldo en Gijón se lo llevaba el Sporting y que había bastante desequilibrio económico con el resto de clubes. ¿Notaba usted esa mayor apuesta al fútbol en Gijón?
-Esa situación de la que habla, que el fútbol tenga más peso que el básquet, se dio generalmente en casi todos los lugares donde me tocó jugar en Europa. Obviamente, no pasó en Estados Unidos o China, pero en Europa siempre fue un poco así.
-¿Estuvo como espectador en El Molinón alguna vez?
-Sí. Estuve en El Molinón varias veces y también iba bastante a Oviedo.
-¿Volvió a Gijón desde su marcha en el 2000?
-Volví para jugar con el Baskonia un par de veces, pero no a visitar la ciudad, algo que, por cierto, tengo 'recontraplaneado' cuando me retire. Tengo pensado ir ahí y pasar un buen tiempo.
-¿Cuál es el secreto de una trayectoria tan larga y exitosa?
-No creo que haya un secreto para tener una carrera larga. Más o menos todo el mundo sabe las cosas que hay que hacer para jugar entrados los 35, 36 ó 37... Me refiero a todo lo que viene a partir de los 35. La cuestión es que es difícil hacerlo. Requiere mucho tiempo, esfuerzo, y las cosas de nuestra profesión ya no son tan divertidas. Alguna gente no lo hace tanto, no le gusta tanto. Y es difícil. Pero no creo que sea un secreto. Todo el mundo más o menos sabe qué es lo que hay que hacer para tener una carrera longeva.
-En Tokio alcanzará los cinco Juegos Olímpicos siendo la referencia histórica del baloncesto en su país. ¿Se imaginaba que llegaría tan alto en Gijón?
-Siempre fui muy optimista a lo largo de mi carrera, siempre confié mucho en mí, y siempre pensé en que me iba a ir muy bien. Ahora, ¿jugar cinco Juegos Olímpicos? No sé si en ese momento lo imaginaba. Tiene que pensar que a Argentina le costaba muchísimo jugar unos Juegos. No clasificábamos casi nunca. Lo hicimos en Atlanta (1996) y antes de eso habría que remontarse a Helsinki (1952). Para nosotros competir en unos Juegos Olímpicos era algo muy difícil de pensar y conseguir.
-Pues ya va a por su quinta participación...
-No solo es el hecho de pensar en jugar cinco. Se disputan cada cuatro años y es muy difícil la clasificación... Y bueno, ni hablar de haber podido ganar medalla y competir. En aquel momento no sé si pensaba en todo eso, pero siempre fui muy optimista con las cosas que podía llegar a conseguir en mi carrera. Siempre confié mucho en mis posibilidades. ¿Pero cinco Juegos Olímpicos? No lo sé.
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