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A veces tienen que cambiar los turnos con algún compañero del trabajo. Y cuando se desplazan a otra ciudad para competir, puede que les toque disputar un partido cada día para exprimir al máximo el fin de semana y ahorrarse otro viaje más en las ... jornadas venideras. Es complicado compaginarlo, pero los resultados acompañan a La Atalaya Gijón. Eso y su afición inagotable por disfrutar del tenis de mesa hacen mucho más llevadera toda esta serie de malabares que sus integrantes del equipo sénior deben solventar durante la temporada.
El único club de tenis de mesa federado de la ciudad logró el ascenso a Primera Nacional tras terminar la campaña con un balance de 17 victorias y tres derrotas. «Fue una temporada relativamente tranquila», afirma el presidente y jugador Antonio Palacio, quien se muestra «contento» por los resultados y también ligeramente aliviado al saber que su equipo, como primero de grupo, asciende directamente y no tendrá que ir a Murcia para disputar el 'play off', algo que sí tendrá que hacer el Club Avilés T. M., que finalizó segundo. «Nos evitamos un 'marrón' porque ir a Murcia no iba a ser tarea sencilla por cuestiones de trabajo», recuerda Palacio, consciente de que el equipo regresa ahora a una categoría en la que el nivel de exigencia será mucho mayor.
La primera diferencia que notarán los jugadores de La Atalaya es que en los equipos rivales aparecerá algún apellido extranjero. Iankovsky, Konstantinidis o Zhou, por citar algunos ejemplos. En estas categorías, esos nombres suelen ser sinónimo de jugador de garantías, de esos que aseguran muchos puntos por temporada. Pero, actualmente, este perfil de jugadores no está al alcance del club gijonés, con un presupuesto ya ajustado para competir en ligas nacionales, que suelen suponer unos gastos de «tres mil euros».
«Nos falta ese jugador diferente, que pueda llegar a sacar un 70% de puntos en esta categoría», matiza el presidente. Por tanto, en el año de su regreso a Primera Nacional –la tercera categoría del tenis de mesa, por detrás de la Superdivisión y la División de Honor–, la pelea, asegura Palacio, «volverá a estar con los equipos que lucharán por no descender». El presidente prevé que será «una temporada dura», pero confía en mantenerse para «ver si, poco a poco, los jóvenes que vienen detrás nos dan ese pequeño salto de calidad para que los 'viejos' nos podamos retirar».
Asentar una cantera de jugadores será clave para el club gijonés, que cuenta con cuarenta miembros de todas las edades. El presidente explica que será difícil retener a los más talentosos:«El que tiene nivel suficientemente bueno y quiere competir en lo más alto, aquí no lo podemos mantener, porque no se cuenta con los recursos de los que disponen en otras regiones». Una dificultad más que no frena a La Atalaya.
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