De Kawela Bay, en Honolulu (Hawai) hasta Rodiles, en Villaviciosa. Su afán es buscar olas por todo el planeta. Es fácil encontrar a Lucía Martiño en una playa. Lo difícil es saber de qué país. La surfista gijonesa regresó ... a Asturias el pasado jueves tras pasar un mes en las islas estadounidenses del Pacífico. Hawai fue su último viaje del año, un destino enfocado a desconectar y surfear por libre, una vez bajado el telón de la temporada el mes pasado en Chile.
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Las islas de Hawai tienen encandilada a Martiño –«es un paraíso. Es donde se mueve la gente del surf»–. Por eso, la asturiana, una vez finalizada la competición, se decantó por regresar, una vez más, a esas costas kilométricas en las que se disfruta de algunas de las olas más imponentes de todo el planeta. «Después de estar todo el año compitiendo, me ha venido bien despejar la mente», valora la surfista profesional, que finaliza 2018 en el puesto 78 del ránking mundial femenino y como la cuarta española del circuito internacional.
Con la gijonesa en Hawai, parece que al mai tai y a la piña colada les ha salido una dura competencia: la sidra asturiana. Al menos, Martiño siempre lleva una botella en sus viajes para darla a conocer. Si bien es cierto que también lo hace por motivos de patrocinio, la surfista, de 24 años, remarca que le encanta «llevar a Asturias por el mundo» y que le gusta «hacer el gesto de echar el culín» en sus celebraciones.
Martiño destaca que este «ha sido un buen año», una vez dejado atrás un complicado 2017. «La cabeza me jugó malas pasadas. Me presioné excesivamente. Al final entraba muy nerviosa a competir y no conseguía hacer lo que quería», recuerda la gijonesa, que ha vuelto a subirse a la tabla «tranquila y sin presión».
Entre sus registros más notables en esta temporada figuran dos terceros puestos en pruebas del Tour Mundial: en Indonesia (abril) y en Brasil (octubre). De cara a 2019 no se marca un objetivo deportivo concreto –«después de una temporada de aprendizaje, trataré de no cometer más errores»–, pero su ambición pasa por escalar puestos en el ránking para estar en el 'top 50'. «Por nivel, creo que puedo estar ahí», señala.
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Una vez en Gijón, Lucía Martiño aprovechará estos días para descansar con su familia, sin dejar de lado los entrenamientos, que retomará a finales de mes. Tanto en el mar como en el gimnasio. Su intención pasa por mejorar en la faceta «de explosión», uno de sus puntos débiles. Después continuará su preparación en Marruecos para comenzar la nueva temporada a finales de enero en Tenerife. Ytodo ello tratará de compaginarlo con sus exámenes, ya que le quedan dos años para acabar la carrera de Administración y Dirección de Empresas.
A partir de febrero se intensificarán los viajes: Australia, Zarautz, el Caribe, Sudáfrica, –los exámenes de julio–, California, Francia, Galicia y Sudamérica. Todo rincones con costa. Rincones con playa. Y, sobre todo, con olas. Las que a ella le gustan.
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