Javier Hernanz | Reelegido presidente de la Federación Española de Piragüismo

«Ha sido una vida de trabajo duro, de creer en lo que hago y de no frenar nunca»

–Cuando era piragüista, se sometía a una disciplina férrea. ¿La ha trasladado ahora a los despachos?

–Antes tenía un horario más programado porque hay que darle al cuerpo un poco de descanso. La musculatura no acepta o no asimila catorce horas de entrenamiento al día, pero la cabeza, en la mayor parte de las veces, sí o creemos que sí. Es mi educación y no la voy a cambiar.

–Leía que necesitaba tener estructuradas todas sus horas, que le habían educado así desde niño...

–Sí, me educaron para que me organizase en los estudios y en el deporte. Si quería realizar otra actividad laboral, tenía que planificar muy bien las horas del día para poder entrenar, estudiar, sacar la carrera, trabajar... Toda mi vida ha sido muy organizada desde que tengo siete u ocho años.

–¿Y sigue siendo muy competitivo? Recuerdo una conversación durante un entrenamiento de altura suyo en México, a 2.400 metros.

–Sí, eran concentraciones para subir el nivel de hematocrito en sangre. Nos íbamos a Ciudad de México y nos tirábamos largos períodos de convivencia con otros equipos nacionales. Cuando tienes una edad, buscas un estímulo nuevo que haga que tu cuerpo funcione.

–Me dijo que el dolor y el sacrificio le habían hecho más fuerte.

–Soy una persona que tolera mucho el dolor y se frustra muy difícilmente. He perdido tantas veces, he tenido tantas lesiones, que al final me he dado cuenta de que ni la vida se acaba, ni eres peor por lesionarte más, ni por estar cansado... Al final mi vida ha sido una vida de resiliencia, de trabajo duro, de creer en lo que hago, de tirar para delante y de no frenar nunca.

–Pocos conocen que jugó un par de temporadas en la cantera del Sporting? ¿Le gusta el fútbol?

–Soy del Sporting porque jugué de pequeño en la Escuela de Mareo. No se habla de esos padres que como el mío, cuando aún no estaba hecha la autovía, me llevaba tres o cuatro días a la semana a Mareo y esperaba un par de horas mientras entrenaba para volver. Estuve yendo tres o cuatro años hasta que me lesioné y me incliné por el piragüismo.

–¿Cómo lleva lo de ser, en cierta manera, un personaje público?

–Es algo a lo que te vas adaptando a medida que pasan los años. No llega de la noche a la mañana. Además es como una ola. Un día estás arriba y todo el mundo te conoce y, al siguiente, dejas de salir en la tele, no consigues resultados, y dejas de estarlo.

–Se ha labrado una vida profesional al margen del piragüismo.

–Siempre he sido bastante inquieto. He tenido dos empresas de telecomunicaciones, soy abogado, estoy colegiado en el Colegio de Abogados de Madrid y me saqué la oposición de agente de Policía Nacional cuando tenía 23 o 24 años. También he trabajado en televisión, en moda... No me gusta estar parado en casa.

–En un momento dado, quiso dar un nuevo impulso a la Federación Española y se presentó como candidato a su presidencia.

–Yo estuve 17 años en la selección y siempre hubo demandas. Los compañeros me dijeron '¿cómo no te presentas tú que siempre estás mirando por los derechos de los deportistas, por la mejora del piragüismo?'. A veces he criticado el trabajo de la Federación, pero creía que se podían mejorar muchas cosas, por ejemplo, en cuanto a la imagen, la unidad del piragüismo, la repercusión de deportistas con resultados inéditos...

–Esa primera 'carrera' la perdió.

–Perdí las elecciones en 2021 por dos votos. Luego se puso la moción de censura. Y, ahora, después de tres años hubo que celebrar otras. El otro candidato puso un recurso y el Tribunal Administrativo del Deporte le dio la razón y se repitieron las elecciones. Pero era como luchar contra molinos. El 85% de los votos del piragüismo nacional me respaldó.

–«Si seguimos así el piragüismo está abocado al fracaso», afirmó durante la carrera electoral.

–Todavía hay dos o tres presidentes de territoriales que se empeñan en publicar todo lo negativo, lo que nos da mala imagen y frena ese desarrollo de la imagen positiva que tiene el piragüismo y, más concretamente, los deportistas, que tienen que ser una imagen blanca y que son los que están dejando a España, con sacrificio y esfuerzo, en lo más alto. No estamos abocados ahora mismo a fracasos deportivos porque hemos corregido bastantes cosas estos tres años, pero es cierto que tenemos que hacer autocrítica e ir todos en la misma dirección.

–No se ha logrado, sin embargo, reconducir la relación con la territorial asturiana.

–Lo hemos intentado por activa y por pasiva. He estado en Asturias estos tres años unas cuarenta veces. Viven muy bien en el enfrentamiento y políticamente les viene muy bien decir que todo lo que pasa en Asturias es culpa de la Federación Española.

–¿De dónde viene esa tirantez con Miguel Ángel Gallo?

–Si no es por los hangares, es por las concentraciones, por las comidas, por el IVA, por los viajes, por la pista, por los cepos de salida, por el retraso de las competiciones... Siempre encuentra algo para ir en contra de la Federación Española. La sensación que nos da es que no le interesa arreglarlo.

–¿No es una pena?

–¿Una pena? Una pena mayúscula. Nadie lo entiende.

–¿Cómo ve la salud del piragüismo asturiano? ¿Hay visos de una nueva generación de campeones?

–Lo veo muy bien. Vas por la mañana al Sella y tienes a 25 o 30 personas practicando piragüismo. Vuelves por la tarde y hay 40, 50 o 60. Vienen ahora un par de júniors que son unos fenómenos, han pasado dos o tres chicas de la categoría sub 23 al equipo nacional... Asturias tiene un futuro muy prometedor.