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El deporte de élite puede llegar a ser una trituradora psicológica. No son pocos quienes tras lograr el éxito soñado sienten cierto vacío y comienza un proceso en el que encontrar nuevas metas. Le ocurrió a Carlos Alcaraz después de ganar el US Open 2022 ... y verse como número uno de la ATP: «Cuando conseguí lo que había soñado desde pequeño, inconscientemente la aspiración se apagó un poco. Fue duro porque nadie estaba disfrutando: ni yo en la pista, ni Juan Carlos Ferrero al verme sin chispa. Pensé, ¿dónde voy ahora?», explicó en Vogue. También le pasó a Carolina Marín, campeona olímpica de bádminton, cuando tuvo reencontrarse a sí misma en la pista: «No somos seres estratosféricos. Parecemos héroes dentro de la pista, pero somos muy vulnerables fuera de ella», reflexionó en una entrevista el pasado año.
En una época en la que la salud mental cobra cada vez más importancia, la psicología del deporte también es un entreno con un trabajo continuado de gestión de emociones, confianza o concentración. «Parece que todo el mundo tiene que ser el número uno en algo. Hay que permitirse fallar, descubrir los talentos que tenemos, porque cada uno sabemos hacer algo muy bien», explica Joseba del Carmen, coach de Jon Rahm, que participó en el foro Chat Relevo, un coloquio sobre el deporte como vehículo de la salud mental. Este ex desactivador de explosivos para la Ertzaintza, empresario, amante del golf y coach deportivo, es el hombre tras la mente de 'el león de Barrika', ganador del último Masters de Augusta y número 1 del golf mundial. Trabaja con él desde 2014, reconoce que el golfista ha pasado por varios malos momentos y que lo «importante es que no se sienta sólo».
«Desde el primer día que empezamos a trabajar, él tuvo claro que la parte mental era lo más importante», apunta el experto, que ahonda en lo pasional del deportista vasco y en la necesidad de equilibrar esa intensidad para competir. «Es la parte más importante de todo mi trabajo con él, darle sentido a lo que pasa con esas emociones. Poder rendir con esa presión cuando compite. Es un carácter muy fuerte, en las debilidades se crece. A pesar de las dudas, los nervios y los miedos debe mantenerse equilibrado», indica el autor del libro 'El éxito es un juego' (Ed. Planeta).
Del Carmen ayuda a Jon a cómo tomar las decisiones más acertadas, no cuando lo que está en juego es la propia integridad física como él hacía en su época de artificiero, sino cuando llega el golpe decisivo y debe entrar en el hoyo. «Cuando empiezo a trabajar con él en la universidad, él estaba en un proceso de evolución y cambio. Había que gestionar la rabia. Ver cómo él sentía y no sentía las cosas en base a la pasión que tiene: ser el mejor». De ahí que uno de los trabajos de éxito del coach fuese enseñar a controlar al de Barrika toda esa rabia y no perder la calma en los momentos de máxima tensión. También saber gestionar sus reacciones y buscar equilibrio entre la pasividad y la agresividad, entre la serenidad y la ansiedad...«No sé si me tengo que enfadar para jugar bien. Cada vez que me mantengo paciente y sereno no juego bien», apostilló el golfista tras no superar el corte para disputar el US Open en 2018.
«Esa rabia en otros deportes lo llevas al movimiento y sueltas todas esa energía corriendo o saltando, pero en el golf estás quieto y por dentro te comen los diablos. Usar la respiración, el cuerpo, para que la mente no entre en acción. Cada uno tiene que desarrollar esas técnicas, aunque no sea fácil. Hay que enfocarlo en que lo más importante es el presente, la siguiente acción. No adelantarse a lo que está pasando», reconoce el experto, que cuenta que en último Masters de Augusta pudo ver el trabajo realizado durante los últimos años. Se le vio muy relajado en los últimos hoyos. Estaba tranquilo, a pesar de que hizo dobley bogey en el primer hoyo del torneo. Empiezas muy mal y luego ganas. Hay que confiar y aceptar lo que está pasando».
Durante la charla, el miembro del equipo del mejor jugador del año a nivel mundial, apunta que intenta que éste sea capaz de concentrarse y desconcentrarse como si fuera un interruptor. «Una vez que entra en contacto con la bola no existe nada». Gestionar la victoria puede resultar tan complejo como manejar la derrota. Prepararse para otro reto es crucial, y eso también se trabaja y se entrena. «Quien crea que no tiene que haber dudas no sabe lo que es el deporte. La mente va a dudar siempre. El tema está en aceptar la duda. Nosotros siempre necesitamos un punto de incertidumbre, el no saber qué va a pasar. ¿Ha ganado alguien después del masters? No, pues ese es el objetivo. La gestión de después es ir al presente, no mirar el pasado», hace hincapié el experto.
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