Un grito de vida desde lo alto del Urriellu
Reto. ·
Diagnosticado de ELA desde hace tres años, Miguel Ángel Roldán tratará de ascender la mítica cima asturiana para visibilizar y rebelarse contra la enfermedadSecciones
Servicios
Destacamos
Reto. ·
Diagnosticado de ELA desde hace tres años, Miguel Ángel Roldán tratará de ascender la mítica cima asturiana para visibilizar y rebelarse contra la enfermedadANDRÉS MENÉNDEZ
Miércoles, 5 de mayo 2021, 04:47
A Miguel Ángel Roldán (Córdoba, 41 años) no le asustan los retos, quizás porque desde hace tres veranos un especialista del Hospital de Córdoba le dio la peor noticia de su vida. «Miguel Ángel, tiene esclerosis lateral amiotrófica (ELA)». Su mujer Carmen, médico, ya lo sospechaba desde que su marido, profesor de educación física en un colegio de la ciudad, comenzó a notar como los sonidos no le salían de su boca para hablar. Tenía que tragar salida. Le costaba cada vez más decir las últimas palabras. Carmen, en cualquier caso, optó por guardar silencio hasta la confirmación del neurólogo.
Cuenta Miguel Ángel que, al enterarse de tan terrible noticia, ese día sintió que se moría. Pero que como solo se muere una vez en la vida, nunca más iba a pasar ese trance. Se hizo fuerte. Desde entonces se siente un privilegiado porque asegura que juega desde hace tiempo el añadido de un partido que se sabe de antemano perdido. «La esperanza de vida de la ELA es de 2 a 5 años. Llevo 3, y aquí estoy. Todo el mundo tiene problemas. Pero los míos no son peores que los de otras personas», dice con una naturalidad y energía que contagia. Cuando encajó ese «golpazo», su hijo (Eduardo) tenía tan solo tres años. Miguel Ángel decidió que ninguna enfermedad le iba a arrebatar la dignidad.
Ni siquiera una que no tiene cura y que todavía sigue siendo una auténtica desconocida como es la ELA. Aunque ahora no corra ni haga 'bici' o tampoco acuda a la piscina, este optimista que va contra natura - antes 6 veces 'finisher' de la prueba Ironman, «físicamente antes de tener la enfermedad era un 'toro», afirma- se ha entregado a una causa para muchos sin sentido: será el primer enfermo de ELA que intente ascender el 'Picu Urriellu'. Con una altitud de 2.519, es la cima icónica de la montaña asturiana.
La ascensión está fijada para el 31 de mayo. La iniciativa corre a cuenta de 'URRIELA'. Bajo el lema 'Escalada de Vida'. Se trata de un proyecto que consiste en que cuatro personas que tienen esta tortuosa y muy desconocida enfermedad acometan cinco desafíos imposibles. Y cuando lleguen a la cima, griten. Lo llaman 'Los cinco gritos contra la ELA'. Aunque el habla se le resista, el cordobés lleva días ensayando el timbre de voz. Preparado para pegar el grito más fuerte de su vida.
A Miguel Ángel ya le están advirtiendo de que esto no es para él -«hace unos días hablé con una enferma de ELA y me dijo: 'Miguel Ángel, déjalo. Tú no debes estar haciendo eso. No es para ti'. Yo me enfadé mucho al escuchar esas palabras»-. No parece replantearse ni medio segundo lo que sería todo un hito. Se lo toma como algo personal.
«¿Por qué lo hago? Pues lo hago por sentirme realizado y por ser una persona integra. Ese es el mensaje que quiero trasladar frente al egoísmo que hay en la sociedad de hoy en día. Es un mensaje también de optimismo ante la debilidad».
Como a estas alturas ya nadie va a hacerle cambiar de opinión, cuenta con un meticuloso plan para hacer cumbre y que la ascensión sea un éxito. «No todas las personas pueden subir el Urriellu. Claro que existen límites. Decir que no existen límites es una tontería. Pero creo que puedo subirlo», dice convencido.
Le acompañará un equipo muy preparado, con 32 personas: habrá guías de montaña, especialistas, e incluso reporteros y cámaras para trasmitir paso a paso el hito tanto en España como también en el extranjero. Quiere que se entere todo el mundo, porque está convencido que solo así se logra visibilizar una enfermedad fantasma en la que los afectados y sus familias dicen sentirse solos, desamparados. Dos días antes, el 29, está previsto que salgan desde Arenas de Cabrales. Y a las 3 de la tarde del 31, comenzará la ascensión por el Naranjo de Bulnes.
En el fondo también se trata de una promesa. Un pacto con un compañero de lucha vital: Pablo Olmos. Otro de los cuatro mil enfermos de ELA. A Olmos la enfermedad le tiene postrado en la cama. Solo puede guiñar el ojo. Pero lejos de vencerse, se elevó al monte Vinsorn, la cumbre más alta de la Antártida de forma telemática.
Lo hizo haciendo llamadas telefónicas a un amigo (Unai Llantada), encargado de realizar la expedición 'in situ'. Hace unos meses, Pablo convenció al cordobés. Por muy difícil que resultara, fue un «sí» con mayúsculas. Precisamente porque el tiempo apremia. Y Miguel Ángel quiere que su historia sea escuchada y sirva como ejemplo. «No me pienso quedar llorando en una esquina y quejándome todo el tiempo», afirma.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.