Ni el agua puede con Alonso

La demostración que hizo durante los tres relevos fue por momentos abusiva, muy por encima de sus compañeros de equipo, con más dificultades para aguantar el nivel, y avasallando por momentos a sus rivales. Cuando cogió el volante por primera vez del Cadillac, el equipo ocupaba la octava plaza y se empeñó en trazar con suavidad y aprovechar el par motor espectacular de su DPi, frente a los turbo, para recuperar posiciones y jugarse los cuartos con Curran y Castroneves, pese a tener mucha menos velocidad en recta. Fueron cayendo rivales hasta colocarse líder por primera vez. Como si el óvalo fuera su hábitat natural toda la vida.

A partir de ahí llegó el momento más tenso de la prueba con una neutralización de casi dos horas con bandera roja. Para los amantes de la prueba, las peores condiciones climatológicas que se recuerdan en Daytona. Llegó Kobayashi, luego Taylor y mantuvieron el tipo contra los Acura y el resto de Cadillac, que fueron perdiendo unidades hasta que quedó el trio final con Rossi (Acura) y Nasr (Cadillac), que le quitó el liderato a Jordan Taylor, el tercero en discordia.

Se veía que Taylor no podía con el brasileño y su padre y dueño del equipo hizo lo que tenía que hacer, ordenar que el último relevo lo hiciera el mejor, Fernando, que se montó a falta de tres horas para el final, con lluvia y la pista tan encharcada que apenas podía aguantar el ritmo, entrecortado por constantes banderas amarillas.

Ahí llegó el fallo final de Felipe, que aprovechó Alonso para recuperar el liderato minutos antes de la bandera roja final, también por lluvia y accidentes varios, que se estiró hasta casi el final del tiempo establecido porque no se pudo recuperar la pista ni los pilotos querían volver por las condiciones impracticables.

Con esta victoria, Alonso logra su primera victoria en Estados Unidos en cualquier categoría y sigue la estela de otro puñado de elegidos de la F1, que ganaron en Daytona. Eso sí, es el primer campeón del mundo de F1 que lo logra.