
María Suárez
Martes, 5 de marzo 2019, 04:34
«Un día comprendí que tenemos fecha de caducidad y que si dejamos algo para mañana igual no llega a suceder». Así de sencillo resulta para José Luis López Somoano explicar qué empuje hay tras cada hora de entrenamiento y cada carrera que afronta arropado por su familia. Este corredor, natural del Ribadesella, lleva su nombre vinculado a numerosas historias humanas cuya bandera alza en cada prueba en la que participa. Así, causas como la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) o la fibromialgia –que sufre su propia mujer– han sido sus banderas en cada línea de meta.
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Este triatleta asturiano reconoce que sería injusto quedarse con una sola de esas experiencias y se muestra aún más claro al hablar de cuánto significan cada uno de esos luchadores en su vida. «He tenido la suerte de conocer grandes ejemplos de lucha y cada uno de ellos se ha llevado un trozo de mi corazón cuando la maldita ELA acabó arrebatándoles todo», cuenta el deportista.
Esa pasión por el deporte y la superación la ha compartido desde siempre con su mujer y sus tres hijos, para los que la dureza de sus rutinas son algo cotidiano. «Los de alrededor se asombran, pero mi familia disfruta conmigo de esta parte de nuestra vida. Ellos y el deporte, al que puedo dedicarme profesionalmente, son mis pilares», comenta el corredor. Somoano admite que para encontrar esa motivación extra en sus aventuras deportivas estas deben constituir un reto y para ello han de sacarle de su 'zona de confort'.
Ese afán por desafiarse explica su nueva aventura: cuatro horas diarias de entrenamiento durante seis de los siete días de la semana y la prueba más dura de ultradistancia, la Jávea 678, que se celebrará el próximo 29 de marzo en la localidad alicantina que da nombre a la carrera. Este Triple Iroman constituye un verdadero reto, ya que que no entraba en los planes del asturiano. «La organización me llamó y trasladó la ilusión que le hacía que participara. Son tres triatlones, una prueba con 11,4 kilómetros de nado, 540 en bicicleta y 126,6 corriendo, y todo ello en menos de 60 horas», explica. Para su preparación, Somoano trabaja sobre todo la cabeza. «La mente es lo importante cuando el cuerpo dice basta. Tengo varios trucos para entrenar, como hacerlo después del trabajo para estar cansado, de noche o tras ayunar más de catorce horas para que me falte 'gasolina'», comenta el atleta.
El escritor José Millariega publicó recientemente la vida de este deportista solidario y es que José Luis no habla por hablar. 'Vivir para luchar', que es como se llama el libro, es lo que ha hecho este riosellano desde pequeño para sobreponerse a una infancia dura y a los maltratos que sufría su madre por parte de su padre. «Quiero pensar que la sociedad ya no mira a otro lado cuando ve un caso de abuso, maltrato o de violencia sobre las mujeres. Cuento lo que hay detrás de ese Somoano que 'corre por ayudar a otros' por si le sirve a alguien, porque puede pasar en cualquier casa y es algo que no se tiene que consentir», añade el triatleta, que intenta trasladar esa experiencia a las aulas para concienciar a los adultos del futuro de que ellos tienen «la llave» para cambiar lacras como el acoso escolar.
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El próximo 31 de marzo ese niño 'diferente' que siempre fue héroe tiene un nuevo reto: cruzar la línea de meta con su bandera de apoyo a los que luchan contra el ELA.
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