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E. ALONSO
GIJÓN.
Miércoles, 27 de enero 2021, 03:45
Uno de los primeros episodios documentados de un insulto racista en una disciplina deportiva se remonta al año 1951. El autor fue un aficionado sevillista y la víctima, Ben Barek, un futbolista marroquí que, con aquel gol, le dio al Atlético su cuarta Liga. ... Desgraciadamente, él no fue la última víctima.
Casi setenta años después, Elvis Arias, uno de los jugadores del Club Voleibol Jovellanos, de origen dominicano, fue objeto, el pasado fin de semana, de un presunto insulto racista, con el agravante, aseguran él, sus compañeros y su entrenador, de que salió de la voz de un árbitro, Javier Mostacero, ayudante del colegiado principal en el encuentro que su equipo disputó en Zaragoza: «Vergüenza, tú, negro».
Elvis Arias es de la República Dominicana, pero criado en Gijón desde los 12 años -cumple 19 en 2021-, vive con su madre, nacionalizada española, sus abuelos eran de la cuenca minera y juega al voleibol, concretamente en el Jovellanos. «Es preferible que se hable de ello, que se conciencie la gente, que conozcan que esas cosas pasan», asegura minutos antes de emprender camino hacia el Instituto Número 1 de Gijón, donde estudia. «Yo no me avergüenzo de ser como soy. Estoy muy orgulloso. No solo me enfadé por el hecho de que me llamara 'negro' de forma despectiva. Ya venía enfado porque nos habían robado el partido», dice.
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La jornada empezó alegre para Elvis, ilusionado ante el duelo liguero. Pero se amargó con la derrota -«nos metieron un 'tongazo' bastante importante»-. Y terminó de la peor manera. «Me fui hacia los vestuarios, muy indignado, y dije en voz alta, para que me escuchara, 'esto es una vergüenza'. Y él, acto seguido, me contestó: 'Vergüenza, tú, negro'. Yo, como novato y juvenil, probablemente habría optado por mi primer impulso, pero intenté mantener la cabeza fría y no le dirigí la palabra», explica el jugador, que dice sentirse «ofendido por la manera tan chulesca con que me lo dijo». «Un árbitro que se confunde en el partido firma el acta y se va. Pero, no. Él se quedó rondando, buscando, hablando y discutiendo», prosigue.
«Fue un día un poco triste, doloroso», insiste el joven jugador del Jovellanos, arropado por el cuerpo técnico y plantilla. «De no haber estado ellos ahí, eso podría haber acabado mucho peor. Podríamos haber llegado a las manos y no habría sido para darnos abrazos», afirma. «No quiero que de impune su actitud, sea racista o no», añade.
Elvis, asegura, nunca ha vivido una situación como esta. Ni en las canchas, en las que lleva cinco años, ni fuera de ellas. Pero tiene claro que «aunque no se hable de racismo, no quiere decir que no pase». Y dice haber sentido «impotencia» por no poder decir ni hacer nada en ese momento. De hecho, tanto él como el club corren el riesgo de ser sancionados: «No lo vería justo».
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