El desenlace del culebrón del K-4 español

La Federación Española convocó hoy, para un selectivo de K-1 200 metros, a los seis palistas, que serán finalmente cinco -Carlos Garrote no participará-, que optan a las cuatro plazas del K-4 500 que competirá en los Juegos Olímpicos. El proceso había quedado interrumpido, a lo que se sumó las dos bajas médicas solicitadas el pasado jueves por Toro, que hoy se reincorporará, y Garrote, que, en su caso, no acudirá a la cita en Trasona.

Saúl Craviotto, Marcus Cooper, Carlos Arévalo, Rodrigo Germade y Cristian Toro han confirmado que estarán, a las nueve de la mañana, en el campo de regatas de Trasona para el primer test en una tirada entre todos ellos, mientras que a las 10.45 tendrán que realizar el segundo. En sesión vespertina habrá una nueva prueba si hay dos ganadores distintos.

Tras la celebración de estos controles, la Federación Española elaborará un informe y, posteriormente, comunicará la titularidad del K-4, sin duda una de las opciones de medalla en Tokio. Además del acopio de datos recogidos durante toda la temporada, el proceso de selección para cubrir las plazas incluyó esta semana la celebración de las pruebas en K-1 200, con victoria de Arévalo en ambas, y en K4 500, con dos contrarreloj para cada una de las tres combinaciones posibles, de las que dos pruebas quedaron sin disputarse debido a la falta de Toro y Garrote.

Mientras, el seleccionador Miguel García y el medallista olímpico Saúl Craviotto remitieron un escrito al palista Carlos Garrote, a través de sus abogados, el Despacho Ius+Aequitas, en el que rechazan por «estricta falsedad» las «graves acusaciones» vertidas por éste, que señaló a ambos por una supuesta manipulación en las pruebas del selectivo para determinar el K-4 500 que competirá en los Juegos. Le advierten, además, de la «grave violación» que implicaría la «supuesta grabación» de una conversación entre el técnico y el palista.

Miguel García, responsable de la preparación de los ganadores de cuatro medallas olímpicas en Río, Londres y Pekín, reitera su «absoluta tranquilidad» sobre cualquier afirmación suya que pudiera formar parte del contenido de la supuesta grabación, y puntualiza que la «extracción de cortes que puedan descontextualizar la conversación no variará la realidad».