Carlos Fernández (Mieres, 1973) es avilesino de los pies a la cabeza pese a no nacer en la ciudad. Estudió en el Colegio San Fernando y fue allí donde descubrió su pasión por el judo. De judoca pasó a entrenador y de ahí a fundar ... su propio club, un Judo Club Avilés que veinte años después es una auténtica referencia nacional por número de deportistas, logros deportivos y organización de eventos, con el Internacional Villa de Avilés como pica de lanza cada mes de octubre. La crisis del coronavirus ha golpeado fuerte tanto su día a día como el de su compañera Yolanda Soler y, al otro lado del teléfono, analiza la situación para LA VOZ.
-42 días después del anuncio del estado de alarma en España, ¿cómo se encuentra?
-El día a día no lo llevo mal, porque mantengo la cabeza ocupada y eso es fundamental para mí. Pero es cierto que estoy muy preocupado de cara al futuro del club y de nuestro deporte en general. Nosotros no somos Rafa Nadal, Fernando Alonso o Leo Messi. Somos clubes que vivimos al mes y nuestros ingresos se han reducido de manera exponencial de la noche a la mañana.
-¿Cómo 'mata' el tiempo?
-Antes, mi día a día era frenético, así que apenas tenía tiempo para nada. Lo bueno del confinamiento es esto, que puedes sacar hueco para cosas que antes no podías hacer. Estoy entrenando dos veces al día y he conocido el mundo del 'spinning'. Antes salía a correr y ahora que no puedo estoy con la bici en casa. Doy clases a los alumnos tres días por semana -de 18 a 21.30 horas por una aplicación similar a Skype o Zoom-, preparo los entrenamientos de los chicos y chicas de competición que entrenan seis días en casa y me reúno con la Federación y demás estamentos buscando soluciones de futuro.
-Un futuro que no parece sencillo...
-Pues no. Nosotros hemos conseguido mantener un porcentaje bastante alto de cuotas de nuestros alumnos porque podemos seguir dando clase por teletrabajo, pero hay otra parte importante del club que ha decidido no seguir durante el confinamiento. Además, antes de la pandemia teníamos cuatro trabajadores en el club, dos de ellos a tiempo completo, y hemos tenido que realizar un ERTE. Va a costar remontar y por eso necesitamos la ayuda de todos. Hemos pasado de 'problemillas' a un 'problemón'.
-Dice que no es únicamente cuestión de dinero.
-No, esto no va de caridad. Debemos poner en valor el deporte, la importancia diaria que tiene para las personas a nivel físico y psicológico. Por poner un ejemplo, la gente no sabe el dinero que se ahorra un país en sanidad si la población hace deporte. O en ansiolíticos, por ejemplo. El deporte que no es de élite se debe unir y no podemos quedarnos en la estacada. Necesitamos ayudarnos en la desescalada.
-¿Cuándo cree que se podrá volver a competir?
-Es difícil aventurarse a decir una fecha, porque la situación del virus es muy cambiante y dependerá de los plazos que marque el Gobierno. A nivel regional y nacional quizá en torno a octubre, por lo que el Villa quizá se pueda celebrar, pero a nivel internacional, donde nosotros también tenemos competidores, creo que las cosas van a ir más lentas y no se reanudarán las competiciones hasta que el virus esté controlado en todos los países del mundo. La Liga Nacional también se vería afectada por este problema, porque compiten muchos extranjeros en todos los clubes. Aun así, es la opinión de un simple judoca, en tiempos de epidemiólogos, científicos etc. Aplicaré el criterio de Wittgenstein: «De lo que no puedes hablar, vale más callarte...».
-¿Es optimista con respecto al Torneo Villa de Avilés?
-Es sin duda una de las 'patatas calientes' en este momento. Como digo, la fecha podría entrar en el plazo estimado, pero nos vamos a enfrentar a varios problemas. Por un lado está en juego su cariz internacional, y por otro, lo más importante, no será fácil sacar adelante su financiación. Se trata de una competición que cuenta con pocas subvenciones y la mayoría del torneo se autofinancia con pequeños colaboradores. ¿Quién va a ir en septiembre u octubre a pedir un patrocinio a un hostelero? Es la pescadilla que se muerde la cola. Intentarmos que se realice porque estábamos muy ilusionados con la vigésima edición, pero no va a ser fácil.
-¿Y el campus de verano?
-A ver... Se ha aprobado ya que los menores de 14 años puedan salir a pasear a la calle acompañados de un adulto y si la evolución es buena quizá se puedan organizar campus en verano al aire libre. Imagino que tendríamos que adaptar los planes iniciales a las restricciones que imponga el Gobierno, pero no descarto que se pueda hacer. Ojalá sea así, aunque, como siempre, lo más importante es la salud.
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