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Luce con orgullo la medalla olímpica de Munich Dacal fue el único deportista español en losJuegos Olímpicos de Munich 1972 que sacó medalla. a. garcía
«La gente que me aprecia seguro que se pondrá triste, pero voy a luchar hasta el final»

«La gente que me aprecia seguro que se pondrá triste, pero voy a luchar hasta el final»

José Enrique Rodríguez Cal ·

El medallista olímpico en 1972 desvela que sufre ELA desde hace unos meses. «Sufro una enfermedad grave y lo asumo. Lo llevo bastante bien, pero hay momentos de bajón y de hacerte preguntas»

NACHO GUTIÉRREZ

Domingo, 8 de mayo 2022, 01:29

Creo que en Avilés la gente me quiere, que soy uno de los deportistas más apreciados. Es lo que me han demostrado todos estos años y quiero que esas personas sepan lo que me pasa, que estoy malín». El medallista y abanderado olímpico en los años setenta, José Enrique Rodríguez Cal, se enfrenta desde hace unos meses al combate más difícil de su vida, en el que su propio cuerpo es el rival: «Tengo una enfermedad degenerativa y ya está siendo dura la pelea, pero voy a luchar, como he hecho siempre», subraya Dacal en una conversación con este periódico: «Llamaste para preguntar qué me pasaba y te lo cuento. Hablé con la familia y entre todos decidimos, por ser una persona conocida, dar a conocer lo que me pasa en las páginas de EL COMERCIO y LA VOZ DE AVILÉS».

«Tuve los primeros síntomas en noviembre, en la mano izquierda. Se me contraían los dedos hacia adentro. El médico me dijo que sufría una enfermedad que se llama 'Dupuytren', se conoce como el síndrome de la garra. También tenía palpitaciones en los brazos y piernas, enervaciones, como si tuviera bichos debajo de la piel. Ahora las tengo por todo el cuerpo, pero no es doloroso, son los músculos que palpitan. Me hicieron pruebas, una resonancia magnética en la que estaba todo bien, y una analítica. El doctor me dijo que el problema estaba en la sangre, un virus que produce el propio cuerpo me estaba atacando».

La última carrera, en febrero en Cornellana «Noté algo en las piernas y me iba a retirar, pero quise aguantar hasta el final». juan romero

Aún sin diagnóstico definitivo, Dacal se sometió durante unas semanas a un tratamiento que «no dio resultado. Es cuando me confirman que sufro una enfermedad degenerativa que llaman Motoneurona. Si miras lo que eso significa aparecen los síntomas típicos de la ELA y ya tengo alguno, como el brazo izquierdo que no puedo utilizarlo, los músculos no responden. También empiezo a ver algún cambio en la mano derecha. Después supongo que serán las piernas...».

El exboxeador olímpico encajó el golpe con la mayor entereza posible: «Lo llevo bastante bien, pero hay momentos de bajón, de hacerte preguntas, de tener miedo al dolor. Sufro una enfermedad grave y lo asumo, no vale pasar el día en casa lamentándote. Voy a luchar hasta el final contra esto que tengo con la tranquilidad de contar con el cariño de mi familia, es la que me cuida». Sus hijas María José, que le acompaña en la charla, Bibis, y Enrique: «Tengo cinco nietos y un bisnieto», dice orgulloso: «Quiero disfrutarlos todo lo que pueda».

Otros deportistas, con Juan Carlos Unzue o el avilesino Fernando Leira, decidieron dar a conocer su enfermedad con un fondo reivindicativo para pedir inversiones en el estudio y posibles remedios para esta enfermedad. A Dacal le mueven esas mismas razones y «que la gente que me conoce sepa que ya no me verán correr como hasta ahora, que no voy a dar tanta guerra como antes. Lo que no quiero es dar pena, aunque imagino que a partir de ahora que se va a saber lo que padezco, muchas personas se pueden poner un poco tristes».

Ya con la enfermedad atacando, Enrique mantuvo su espíritu deportivo. No dejó de entrenar ni de participar en distintas carreras populares. El 31 de diciembre dobló presencia en la San Silvestre de Gijón y en la de Avilés y el 26 de febrero disputó la última prueba, los 5K de Cornellana, que ganó en su categoría de edad, 70 años: «Creo que era el único», dice con una sonrisa antes de ponerse más serio. «Ese día noté algo raro en las piernas. Estuve a punto de retirarme tras el primer kilómetro, pero decidí aguantar y acabar. No sabía que iba a ser la última, pero me lo estaba imaginando».

El detalle institucional

Enrique Rodríguez Cal tiene una trayectoria como boxeador en la que brillan once medallas entre campeonatos del mundo, europeos, Juegos del Mediterráneo y la inolvidable de bronce en los Juegos Olímpicos de Munich 1972 como única presea española que hizo posible que Dacal fuera el abanderado en Montreal 76.

Ese palmarés, su dedicación al atletismo popular y un carácter que le jalonan no pocas amistades son motivos suficientes para que un grupo de avilesinos lleve años pidiendo al Ayuntamiento un detalle institucional, que Dacal dé nombre a alguna instalación deportiva: «Creo que puedo merecerlo y estaría muy orgulloso. Mucha gente lo apoya, aunque esperaba que mi club de toda la vida, la Atlética Avilesina, se hubiera mojado en ese tema. Espero que ahora nadie se sienta obligado por mi enfermedad».

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