Arturo Fernández-Escandón, el campeón asturiano de pádel al que no le caduca el DNI

El golpe resuena con fuerza entre las cuatro paredes de la pista de pádel. Los muros recogen el sonido. Una silueta recorre el cielo. Apenas pasa un segundo y el ruido vuelve. A la izquierda, Arturo Fernández-Escandón se posiciona para recibir la pelota. En apenas unos minutos acudirá a su puesto en la Librería Clarín. Vuelve el sonido. No cesa hasta que uno anota un tanto. ¿Por qué suena tanto? Las pelotas tienen menos presión que las de tenis y son ligeramente más pequeñas.

El jugador de pádel gijonés, de 46 años –«no sé si es bueno o no decir mi edad, estoy hecho un chaval, pero con rivales enfrente de 19 y 20 años...», bromea– parece tenerlo todo bajo control. Y vaya si lo tiene el vigente campeón de Asturias absoluto por undécima vez, que ha hecho de la victoria una costumbre. En esta ocasión, acaba de renovar su cetro regional mano a mano con Pablo Marqués. «Jugó un campeonato increíble. Si hay que ser sinceros, intenté no molestar. En los momentos claves tiró de mí muchísimo. El mérito es de él al 80%». Pablo es un jugador de Oviedo, de 35 años. «Este año pensamos que sería la última oportunidad para ganar el regional absoluto porque vienen los jóvenes pisando fuerte, se lo comenté y me dijo que sí». Pero, visto lo visto y pese a lo que diga el DNI, hay jugador aún para rato.

Entre sus obligaciones laborales, sus compromisos familiares y sus entrenamientos y campeonatos, Arturo apenas tiene un rato libre. Socio del Club Tenis Gijón –«desde bien pequeño»– y gran raqueta, recuerda la primera vez que cogió una pala, una pelota y se adentró en las cuatro paredes acristaladas que cubrían la pista de pádel de la entidad gijonesa. «Empezamos a jugar hace unos 20 años. Muchos amigos de la pandilla somos tenistas», explica Arturo. «¿Con qué me quedo? ¿Tenis o pádel? Yo soy del tenis porque dependes de uno mismo, es más práctico y te da opciones más técnicas, aunque el pádel sí que ha evolucionado mucho».

El pádel tiene mucho menos revuelo o impacto mediático que el fútbol, pero da pie a crecientes rivalidades y duelos de nivel, al tiempo que brotan nuevas palas de nivel, competidores futuros del campeonísimo gijonés, pendiente del retrovisor. Nombres como Alberto Trabanco –«se está dedicando casi profesionalmente a ello, estuvo en México ahora competiendo y es el talento asturiano del momento»–, Pablo Peñalba, Juan Rodrigo... «El técnico Gabriel Cruz, por ejemplo, tiene una gran cantera de chavales y lo está haciendo muy bien», asegura Arturo.

Este deporte sigue en desarrollo y ya ha superado al tenis en licencias federativas en España, aunque en prestigio social e historia aún queda recorrido para igualar con la disciplina de la raqueta. «Ahora los jugadores del pádel se dedican a ello, viven de ello, viajan por todo el mundo... Tanto a nivel amateur como mundial», explica el once veces campeón de Asturias. Una de ellas, con Esteban Carril como pareja. «Mi compañero se había lesionado y él es un amigo de toda la vida, un gran tenista y un gran entrenador. Nos apuntamos y dimos la sorpresa. Éramos dos tenistas en una pista de pádel, pero logramos engañar a los rivales», afirma entre risas.

Muy pocos quedan al margen de la práctica de esa disciplina por su condición física. «¿El secreto de mi longevidad? Yo creo que es tener ilusión por jugar. Cualquier día me van a decir que ya no quieren jugar conmigo, pero, mientras me llamen, yo juego encantado», dice el deportista gijonés, que suele entrenar un par de veces a la semana y alguna otra vez también al tenis.

Hace muchos años, cuando aún era un tenista adolescente que ganaba títulos en Asturias, se le abrió la puerta del CAR de Barcelona. Pero no dio el paso. «Me tocó una generación muy buena. Estaban Galo Blanco, Carlos Moyá, Albert Costa... Al final, los que eligieron, entre ellos Juan Avendaño, tuvieron buen ojo y optaron por los buenos, no se equivocaron».

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