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El lunes la deportista Ana Peleteiro decidió dar un paso al frente y hacer pública una experiencia que había mantenido en silencio durante años. En un vídeo publicado en redes sociales, la atleta confesó haber sufrido violaciones y un constante maltrato psicológico mientras estaba en una relación que, en ese momento, no supo identificar como abusiva.
La gallega explicó que su toma de conciencia llegó tiempo después, cuando inició un proceso terapéutico que la ayudó a entender lo que había vivido. «En aquel momento no podía reconocer que estaba en una relación tóxica. Creía que lo que me ocurría era normal», comentó.
Este reconocimiento tardío, según la propia Ana, le impidió acudir a las autoridades en su momento, pues no tenía pruebas ni era plenamente consciente de la gravedad de la situación.
El testimonio de Peleteiro, aunque ampliamente respaldado por sus seguidores y otras figuras públicas, no estuvo exento de críticas. Algunos cuestionaron su decisión de no haber denunciado los hechos en su momento. En el programa 'Vamos a Ver', el presentador Joaquín Prat comentó: «Lo que hay que hacer es ir a denunciar». A esta opinión se sumó el juez Tahín, colaborador del espacio, quien animó a las víctimas de abusos a utilizar los recursos que el Estado pone a su disposición antes de compartir sus experiencias públicamente.
Estas observaciones desataron la indignación de Ana Peleteiro, quien respondió en un segundo vídeo tan solo horas después del primero. Con firmeza dijo que «Si esto me pasara hoy, siendo la mujer que soy, con la educación y conciencia que tengo ahora, iría directamente a la Policía».
Sin embargo, subrayó que no todas las víctimas tienen la capacidad de reconocer el abuso en el momento en que ocurre, especialmente cuando están inmersas en relaciones narcisistas o manipuladoras.
Uno de los mensajes más potentes de la medallista olímpica fue su reflexión sobre la importancia de la educación sexual y emocional. La atleta subrayó que, de haber contado con una mayor formación en este ámbito, habría podido reconocer los signos de abuso mucho antes. «El problema es que muchas personas, no solo mujeres, no saben que lo que están viviendo no es normal», afirmó.
A pesar del dolor que supone revivir estas experiencias, Ana Peleteiro ha dejado claro que compartir su historia es parte de su proceso de sanación. A través de la terapia y el apoyo de su círculo cercano, la joven ha logrado reconstruirse y fortalecer su autoestima, convirtiéndose en una voz poderosa para otras personas que han vivido situaciones similares.
Su testimonio, aunque personal, trasciende lo individual y se convierte en un llamado a la empatía, la comprensión y la acción. «Me da absolutamente igual la gente que no me quiera creer, porque yo sé lo que viví y sé que pasa», concluyó.
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