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Eduardo Alonso
Sábado, 6 de mayo 2017, 21:43
Mireia Belmonte es una deportista competitiva, hiperactiva de la competición. Una profesional capaz de colgarse una medalla e inmediatamente tirarse al agua en otra prueba, pero también de atender sus compromisos mediáticos con una sonrisa. Lo volvió hacer ayer. Entre flashes y cámaras de televisión, rodeada de futuras promesas y después de participar en sus pruebas, la nadadora de Sabadell dio, este sábado, en el salón de Club Santa Olaya, algunas pistas sobre su futuro más inmediato.
Vestida con unas mallas de colores y una amplia sudadera blanca y escoltada por su novio Javier Hernánz desde unos metros más atrás, los suficientes para escapar al foco de las cámaras, Mireia dejó patente que necesita la adrenalina de la competición para rendir al máximo nivel. No entiende la palabra descanso. «Estamos en un período con una carga muy fuerte de entrenamiento y mi presencia en la Copa de España por clubes es un entrenamiento más», explicó la campeona olímpica, mundial y europea, que compite en las categorías de estilos, mariposa y libre.
Mireia es una de las grandes nadadoras del mundo y de sus palabras se extrae su gen competitivo. Ha venido a Gijón a liderar a su equipo, el UCAM murciano, en su lucha por ascender a División de Honor «quiero ganar puntos para el club y nada más», se le escuchó, pero el horizonte de la nadadora catalana va mucho más allá.
En el horizonte más cercano, el Mundial de Budapest entre el 14 y el 30 de julio de 2017. En el más alejado, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. «Aún tengo muchos retos por cumplir», deslizó la actual campeona olímpica de 200 metros mariposa y bronce en 400 estilos. ¿Cuáles?, fue la pregunta inmediata. «Meterme en finales de pruebas en las que en el Mundial 2013 no estuve, lograr medallas que no tengo o mejorar mis tiempos», respondió Mireia, que, viendo la expectación que la rodea, no extraña considerarla en una leyenda vida del deporte español.
Reconocida «supersticiosa», Mireia Belmonte también tuvo unas palabras sobre el Santa Olaya. «Es una buena piscina, un club acogedor y una gente maravillosa», apuntó la catalana, que hoy mismo preparará las maletas para continuir su preparación fuera de Gijón.
La alta competición, sea cual sea la disciplina deportiva, produce pánico en muchos de sus protagonistas. La ansiedad exalta la sensibilidad. Pero Mireia la tiene bien superada. Hace años que domina su mente.
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