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Javier Bragado
Martes, 2 de febrero 2016, 02:10
Con caras tristes y gestos contenidos, los miembros de la selección española de balonmano regresaron a España. Nada de alegrías a pesar de ser subcampeones de Europa. Las maneras de la derrota, la clasificación olímpica directa que se escapó y un color plateado en lugar de dorado han pesado en el ánimo y el alma de los 'Hispanos'. «Es una sensación agridulce. Es cierto que tal y como iba el partido veíamos que la cosa era prácticamente imposible porque no nos salía nada. El hecho de no haber jugado a nuestro nivel hace que te quede ese dolor», reconoce resignado Joan Cañellas, uno de los veteranos del equipo. «En la entrega de medallas ves más contento al tercero que al segundo y no es el hecho de tener una medalla de plata, que obviamente es un resultado muy bueno, sino más bien la sensación de no haber hecho un partido a la altura de lo que nos merecíamos y de lo que estábamos haciendo», le secunda el guardameta Pérez de Vargas.
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España sucumbió en la final contra Alemania con una sensación de impotencia refrendada por los 'Hispanos' un día después. «No conseguimos dar continuidad, parecía que ellos estaban más de seis en defensa», reconoce el seleccionador Manolo Cadenas. «Estábamos seguros de que íbamos a jugar nuestro mejor partido para ser campeones pero no pudimos canalizar en la cancha ese deseo. No hay nada más que reprocharse, tal vez pudo más el deseo que la soltura que debíamos tener para jugar en ataque», analiza el preparador tras respirar hondo. «Para el equipo no fue justo terminar de esta manera porque no dimos todo lo que podemos dar. Fue un partido extraño por nuestra parte», insiste Raúl Entrerríos. «Hemos tenido tramos de partido con muy buen juego con fases en que hemos sufrido un montón. Al final el segundo puesto puede ser un buen broche para este campeonato», recuerda Pérez de Vargas.
Río 2016
En la Federación Española de Balonmano no tardaron ni un sólo día en solicitar la organización del torneo preolímpico del grupo en el que se han encuadrado los 'Hispanos' porque consideran que sería un factor desequibrante. Se calcula que en menos de 48 horas recibirán una respuesta y desde el organismo presidido por Francisco Blázquez son optimistas.
Los rivales de España por las dos plazas en juego para Río 2016 serán Eslovenia, Suecia e Irán
y los jugadores desean ser anfitriones. «Sería algo extraordinario para nosotros. Ya hemos podido disfrutar de un preolímpico en nuestro país antes de ir a Londres y ha sido fundamental para lograr la clasificación. Cuando juegas un torneo de esas características en el que cada partido es tan vital necesitas el apoyo de nuestra gente», reconoce Raúl Entrerríos. «Jugamos ante dos selecciones que nos lo han puesto muy difícil en este Europeo, tanto que hemos empatado con una de ellas. Irán es el rival más débil, pero todo puede depender mucho del lugar en que se juegue», completa Joan Cañellas.
Los primeros requisitos indicaban que cada uno de los tres preolímpicos se disputarían en tres continentes diferentes, pero ya se ha comprobado que esa regla no se ha cumplido en la categoría femenina. Tampoco el puesto en el Mundial otorga la teórica preferencia que en anteriores ocasiones para los posibles anfitriones.
Una vez conocida la designación, la federación se plantearía la sede del evento, fechado para abril. Aunque los lugares con mayor afición gustan en la FEB,
se suele exigir un pabellón de al menos 6.000 espectadores
para la celebración y eso limita las posibilidades. Madrid y Barcelona son las principales candidatas.
A pesar del dolor, los subcampeones de Europa saben que su final es un salvavidas para el actual estado del deporte en un país debilitado por la constante marcha de los mejores por la menor disponibilidad de dinero. «Una plata es un gran premio, es muy importante para el balonmano español», reivindica el capitán Entrerríos. «En algunos momentos estuvimos más fuera que dentro y fue una competición dura porque Francia, Alemania y Dinamarca no llegaron a semifinales y hay que valorar que este equipo ha respondido admirablemente para conseguir esta medalla que a medida que pasa el tiempo la querremos mucho más», señala Cadenas.
El futuro también establece el mérito del presente. Sólo tres los 'Hispanos' que disputaron la final del Campeonato de Europa son menores de 25 años: Pérez de Vargas, suplente del veterano Sterbik; Juan del Arco, el tercer español con menos minutos en el Polonia; y Alex Dujshebaev, el único que ha contado con oportunidades para inyectar sangre nueva al grupo. En ese aspecto se observa el problema más grave. «Hay selecciones que están empezando un relevo generacional. Alemania lo ha hecho con gran éxito. Hay que reinventarse. El hecho de que muchos entrenadores hayan salido de España y dado a conocer nuestra forma de jugar no nos beneficia», apunta Cañellas. «Será difícil mantener el nivel porque, que practica balonmano», avisa el técnico. «Esta selección cuenta con jugadores de nivel mundial en su puesto como pueden ser Julen o Arpad, pero ahora mismo pues no parece que haya tanto nivel», confiesa el joven Pérez de Vargas sobre las nuevas generaciones. Sólo Entrerríos es capaz de verbalizar una esperanza: «Por nuestras características tenemos una serie de déficits de altura, de fuerza... Pero tenemos algo diferente también: una forma de juego, una filosofía. Eso es algo que a cada jugador además no le cuesta demasiado trabajo adquirir ni acostumbrarse. Va un poco en nuestro ADN». Una plata europea puede ayudar a estimularlo.
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