Biles aumenta el suspense sobre su salud al renunciar también a la final individual

A tenor del comunicado, «Simone seguirá siendo evaluada diariamente para determinar si puede participar o no en las finales individuales de la próxima semana». En ellas, Biles aspiraba a lograr un récord histórico de seis medallas para confirmarse como la mayor figura de la gimnasia mundial. Pero el estrés y la atención mediática han podido con ella, forzando un abandono que supone la mayor sorpresa hasta el momento de estos Juegos.

«Apoyamos de corazón la decisión de Simone y aplaudimos su valentía por priorizar su bienestar. Su coraje demuestra, una vez más, por qué es un modelo para tantos», concluye el comunicado de la Federación de Gimnasia estadounidense. Para la final individual, el equipo norteamericano ha sustituido a Biles por Jade Carey, novena puntuación más alta en las clasificaciones.

A sus 24 años, Simone Biles ha ganado una treintena de medallas mundiales y olímpicas y en Tokio aspiraba a todo al haberse clasificado para seis finales de gimnasia artística. Un récord histórico que nadie conseguía desde Barcelona 92 y que todos los entendidos daban por hecho que iba a lograr. Pero ayer saltó la gran sorpresa nada más empezar la primera de esas finales, la de equipos. Cuando todo el mundo se preparaba para que empezara su recital en el platillo volante del Pabellón Ariake, la joven hizo el peor salto al potro de su carrera olímpica.

Desconsolada, se marchó de la pista hacia el botiquín y, al principio, se pensó que había sufrido una lesión. Pero las especulaciones sobre un ataque de ansiedad fueron confirmadas veladamente por la Federación de Gimnasia estadounidense, que anunció su retirada de la final por problemas médicos. Al término de la competición, en la que Rusia se alzó con el oro en buena parte por su ausencia, Biles no dudaba en confesar que no se trataba una cuestión física, sino psicológica. «Sobre la herida, no. Solo mi orgullo está un poco herido», admitía ante los periodistas en la zona mixta.

«Siento que no estoy disfrutando y quería que estos Juegos Olímpicos fueran para mí, no para otras personas. A mi corazón le duele que me han arrebatado lo que más me gusta», reconocía tranquila, sin nervios aparentes. Además de explicar que había abandonado la final «para centrarme en mi bienestar porque en la vida hay más cosas que la gimnasia», dejaba en el aire el resto de su participación en los Juegos. «Vamos a tomarlo día a día. Mañana (por hoy) tenemos una pausa y será bueno tener un día de descanso mental», se sinceraba poniendo como ejemplo a la tenista Naomi Osaka, la abanderada de Japón que también se ha quejado de la enorme presión psicológica que sufre y ayer fue eliminada.

Biles, que saltó a la fama en 2013 al ganar dos medallas de oro en el Campeonato del Mundo con solo 16 años, no se ha recuperado mentalmente para su siguiente final. Ahora está por ver si es capaz de competir la próxima semana en las finales por aparatos, pero el domingo ya adelantó en Instagram que sentía mucho estrés porque «los Juegos Olímpicos no son una broma».