JOSÉ ÁNGEL GARCÍA IGLESIAS
GIJÓN.
Lunes, 9 de agosto 2021, 01:24
Apenas se había bajado de la piragüa tras la final del K 4 500, Saúl Craviotto ya tenía claro qué quería hacer los próximos tres años de su vida. «Ahora descansar y pasar tiempo con mis hijas, después pensaré en París, está ahí cerca». Más claro agua. La ambición deportiva de este ilerdense de nacimiento y gijonés de adopción no conoce límite. Su sueño es acudir a unos quintos Juegos y conseguir lo que no ha hecho ningún español hasta ahora: ganar seis medallas en unos Juegos. Sería, además, uno de los pocos elegidos en todo el mundo que podría presumir de subir al podio en cinco citas olímpicas de forma consecutiva. Una ilusión al alcance de muy pocos.
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Craviotto cumplirá el próximo 3 de noviembre 37 años. Una edad respetable pero que, en ningún caso, supone una traba para luchar por lo máximo en París. Sus compañeros y amigos no tienen dudas de que si Saúl decide acudir a los próximos Juegos lo hará convencido de que puede luchar por lo máximo.
Pocos lo conocen también como Carlos Pérez Rial 'Perucho' su compañero en el K 2 con el que consiguió el oro en Pekín 2008. «Sé bien como es y estoy seguro de que peleará por colgarse la sexta medalla», afirma, convencido del valor que tiene lo logrado por Craviotto. «La plata que han conseguido es fruto del esfuerzo de los últimos cinco años. Es una recompensa al trabajo y al sacrificio que ha hecho durante este tiempo», añade.
Javi Hernanz no encuentro calificativos para definir la gesta del piragüista ilerdense. «Esto es un hito para el deporte españo», resume el parragués, que observa su compañero «un referente para todos los deportistas, un referente para los niños y una motivación pura para que la gente practique este deporte». Cuando la cita de París asoma en la conversación, Hernanz se muestra tajante sobre la opciones de Craviotto de luchar por estar en sus quintos Juegos. «Le veo en una grandísima forma, no arrastra ninguna lesión. Ha paleado muy bien en Tokio, rindiendo a su mejor nivel, y tiene muchas papeletas de llegar en las mejores condiciones a París», subraya, antes de desgranar el periodo de tiempo que el ilerdense tiene por delante: «Un año para que se regenere, otro para que se clasifique y el tercer para competir y llegar al máximo nivel a la cita de 2024».
No es descabellado pensar que Craviotto acuda a París con otros asturianos. La evolución de los palistas de la región en los últimos años ha sido sobresaliente. Una de las que llama a las puertas de París 2024 es Sara Ouzande, que se quedó a un paso del billete para Tokio. «Ha sido brutal, tanto lo de Saúl como lo que ha hecho Teresa Portela (plata en los Juegos con 39 años). Han hecho muchos méritos para conseguir su objetivo», profundiza la joven promesa gijonesa, que tampoco alberga dudas sobre el crédito de dos competidores únicos. «Están al nivel suficiente para colgarse una medalla otra vez», afirma orgullosa del logro de dos piragüistas a los que conoce bien.
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Walter Bouzan es una leyenda del Sella. Pocos pueden presumir de un currículum como el suyo encima de la piragüa, aunque sobre todo en la modalidad de maratón. El riosellano habla de una plata «espectacular» y advierte de que repetir cada cuatro años un éxito así no es lo habitual. «Nos están acostumbrando mal con estos resultados. Es una generación de piragüistas irrepetible», reflexiona Bouzan, que ve capacitado de sobra a Craviotto para pensar en el siguiente ciclo olímico. «Si es por el físico claro que puede planterse acudir a París», apostilla.
La admiración que suscita Saúl Craviotto crece cuando hablan de él aquellos que han compartido a su lado más horas de entrenamiento y trabajo. Nadie mejor que los tres piragüistas que le han acompañado en esta K 4 que ya seguro pasará a la historia del deporte español.
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«Estamos hablando de un palista que ha sido mi referente desde que era pequeño y empezaba en este deporte. Disfrutar de todo esto con él supone un enorme placer». Esta frase es de Carlos Arévalo, uno de los componentes del K 4 que ha firmado una plata que premia el esfuerzo de los últimos años, los rigores de los últimos meses en los que estuvo a punto todo de volar por los aires por las acusaciones de amaño en el proceso de selección.
Aquello quedó atrás como un mal sueño y el equipo demostró su solidez, orillando los problemas y exhibiendo su gen competitivo ante las mejores embarcaciones del mundo. Craviotto, al igual que ocurre en la piragua, tiró de la formación. «A veces hay que parar para valorar lo que significa estar con él, trabajar a diario a su lado y, por supuesto, conseguir una medalla», explica Marcus Cooper Walz, que considera a Saúl un «Dios» del piragüismo.
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Rodrigo Germade le sitúa al nivel de «leyenda». «Es un grandísimo logro conseguir cinco medallas en unos Juegos», destaca el gallego.
Aunque no estuviera en el equipo dirigido por el luanquín Miguel García, Juan Oriyés participó de lleno en la preparación del K 4 500, convirtiéndose en el quinto 'Beatle'. «Esta plata en un orgullo. Mis compañeros lo lograron después de un ciclo con un año más. Lo disfruté mucho», afirma el palista maliayés, que se suma a la opinión generalizada sobre las opciones de Saúl Craviotto a la hora de enfocar un nuevo ciclo olímpico, con todo lo que representa. Después de esta medalla, con sus cualidades y galones, puede estar perfectamente en París», afirma el palista del Grupo que, como Ouzande sueña con acompañar a Craviotto en la cita olímpica y multiplicar así el número de asturianos en París 2024.
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