Dos medallas forjadas en el embalse de Trasona

Dos medallas que valen mucho, sobre todo, esfuerzo, superación y cientos de horas de trabajo para conseguir lo que ha logrado el piragüista Saúl Craviotto en los Juegos Olímpicos de Río. El catalán ha querido compartir con los gijoneses las medallas conseguidas en en Brasil, un oro y un bronce, ya que para él suponen mucho en su carrera. «Fue una sorpresa conseguir estos dos títulos. Me he superado a mí mismo y es lo que más valoro», confesó emocionado el medallista olímpico.

Una emoción que también sintió a su llegada al Aeropuerto de Asturias, en donde fue recibido por decenas de seguidores que querían estar a su lado. «Fue muy bonito ver a tantas personas que querían demostrarme su cariño. Nunca lo voy a olvidar», aseguró Craviotto, con las medallas en la mano.

El piragüista siempre ha considerado el Principado como su casa, a pesar que sus raíces están en Lérida. El embalse de Trasona, en Corvera, ha sido su lugar de trabajo durante todo este tiempo. Allí ha sido donde el palista ha preparado los Juegos de Pekín, Londres y los de Río. «Estas dos medallas tienen sello asturiano».

Para Saúl el número de medallas no es lo más importante, sino el haber mantenido el nivel durante tres Olimpiadas. «Yo no pienso en récord, ni en superar a nadie, sino en luchar por lo mío».

Triunfos que alzan el piragüismo

Sus logros, al igual que los del equipo español, hacen que cada día este deporte se reconozca y que tenga más repercusión. «El papel del piragüismo español en Río ha sido sensacional, ya que todos hemos estado en finales», hizo hincapié el palista catalán. Según Craviotto, el secreto del éxito está en el duro trabajo que se hace a diario y en la calidad de los técnicos, como su entrenador, Miguel García. «Me ha enseñado muchas cosas. Es el mejor técnico del mundo».