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Ferran Piqué
Domingo, 7 de agosto 2016, 12:52
"Estoy vacía, solo pensaba en la victoria". "Ahora pienso que no vale la pena nada". "Venir con opciones de medalla e irse en el primer combate no es para estar orgullosa". Son algunas de las frases de frustración recogidas en las primeras declaraciones de la cordobesa Julia Figueroa tras quedar eliminada de los Juegos en el primer encuentro. Las lágrimas de la judoka española tras desvanecerse su sueño olímpico reflejaban a la perfección la impotencia de la joven de tan solo 25 años y de cómo quedaba frustrado el reto por el que se ha estado preparando tan intensamente durante tanto tiempo.
"Julia, en las derrotas se forjan los campeones", le intentaba animar un periodista. "Eso es mentira", contestaba Figueroa con la voz cortada y los ojos llorosos.
Llegar a los juegos no ha sido un camino de rosas, detrás de las lágrimas de Figueroa se escondía la dureza que ha significado llegar a Río; la presión que ha supuesto para la judoka andaluza afincada en Valencia el desafío olímpico, las bajadas de peso para llegar a los 48 kilos, las incontables horas de entrenamiento, el sudor de los kimonos... Pero sobre todo el desgaste emocional que conlleva ver desvanecerse el sueño con el te has dormido cada noche y por el que has luchado cada mañana.
Desde que Figueroa se trasladó a Valencia convencida de que ahí podría hacer realidad lo que de pequeña fue una fantasía y años después se convirtió en un sueño tangible, su día a día se ha limitado al entrenamiento, a no rendirse nunca, a levantarse más fuerte tras caer y a no dejar nunca de imaginarse encima de un podio olímpico. Desd el 2013 Figueroa ha participado en 37 citas internacionales de carácter oficial, donde se ha ido haciendo un hueco hasta consolidarse en el top 5 mundial. Trabajo, trabajo y trabajo es lo que se esconde tras estos éxitos de la que se ha convertido en un referente del judo a nivel mundial y español.
Haberse alimentado de ilusiones durante meses. La rabia de verse superada. Haberlo dado todo. El sacrificio, esta vez desagradecido, de haber invertido tantas horas para sentir después esa tan desagradable sensación de vacío. Muchos se harán eco de la derrota de Figueroa y de Garrigós a las primeras de cambio en el Carioca 2; pero realmente pocos o quizá ninguno, habrán sabido valorar qué ha significado para estos dos guerreros llegar aquí; y es que quizá desconocen, que todo esto es mucho más que un sueño, que lo importante de la meta es haber disfrutado del camino.
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