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Javier Asprón
Enviado especial a París
Sábado, 3 de agosto 2024, 00:39
«Hace años que no tengo hambre, esa sensación de tener el estómago vacío y pensar: 'joé, me comería lo que sea'. Gisela Pulido (Premiá de Mar, 1994) aún no se acostumbra a vivir pendiente de la báscula, aunque en el sentido opuesto al que ... lo hacen la mayoría de las personas. Ella está obligada a ganar peso. Cuantos más kilos, mejor. Los necesita para competir con garantías en la prueba con la que se estrena este domingo en unos Juegos Olímpicos, la Fórmula Kite.
La reina del freestyle, diez títulos mundiales a sus espaldas, encontró en esa nueva disciplina la motivación necesaria para seguir atada a la cometa, pero también un escollo difícil de digerir. Su cuerpo, ligero y ágil, se adaptaba a la perfección a los giros y aterrizajes agresivos de su anterior especialidad, pero se quedaba muy escaso para conseguir la estabilidad y rapidez necesarias para batallar contra otras rivales en una regata olímpica.
No había más solución que convertir a un peso pluma en un peso pesado. Dar un giro de 180 grados a la morfología de una persona. «Cuando competía en freestyle estaba en 52 kilos, y al llegar aquí vi que si no pesaba más no tendría ninguna posibilidad», explica Gisela. «Es el tema más difícil que he tenido que afrontar en este ciclo olímpico. Cambiar mi cuerpo, mi físico para competir en esta disciplina».
Gisela afrontó sus inicios en la categoría con un déficit de lastre de 30 y 40 kilos respecto a algunas de sus rivales directas, y en estos tres años ha conseguido aumentar doce kilos, aún insuficientes para igualarse de tú a tú con las grandes favoritas. «Sigo trabajando en ello e intentando mantener ese peso durante las regatas de París, que desgastan bastante. Me falta un último empujón». No vale, claro, hacerlo de cualquier modo.
La española no deja de ser una deportista de élite, y el control sobre todo lo que hace es intenso. Le ayudan un preparador físico y una nutricionista. Para empezar, cambió sus entrenamientos, con menos horas en el agua y más en el gimnasio. Y también, claro, estudio mucho cuánto y cómo comer. En su caso todo se complica, pues desde los 18 años es vegana. «Tengo una alimentación bastante calórica. Depende del ejercicio que haga cada día puedo llegar a las 3.500 o 4.000 calorías. Intento comer menos cantidad, pero más veces al día. Mucho a la vez me cuesta porque no tengo hambre».
«Aceite de oliva, aguacates y mucha crema de cacahuete…», según detalla, conforman la dieta casi diaria de la regatista española. «Las grasas son ahora lo más importante, además de las proteínas y los carbohidratos. Trato de comer cosas que a la vista no son muy grandes, porque cuando veo el plato lleno de comida me impone bastante». Todo ello aderezado con suplementación, en especial de creatina.
Pulido, acostumbrada a ganar desde muy pequeña (su primer Mundial lo conquistó con solo diez años de edad), ha aprendido a convivir estos últimos años con una nueva realidad. Porque aunque sigue con la cometa, lo que hace ahora tiene poco que ver con lo que ha sido su pasión en los últimos veinte años. Ha tenido que aprender la técnica y la estrategia de regatear, a colocarse en las salidas, a elegir el lado correcto… Eso lleva tiempo. Los podios, tan habituales en ella, se han transformado en muchos casos en complicaciones para entrar, incluso, en el top 10 de sus competiciones.
El trabajo mental que ha hecho con su psicóloga ha conseguido que no le afecte esa falta de triunfos, pero admite, sin embargo, que no lleva tan bien ponerse delante de un espejo, el cambio físico que, en cierto modo, le ha convertido en una persona diferente: «Entiendo que si quiero ir rápido debo ganar peso, pero a la vez no me gusta cómo me veo, ni como deportista ni como persona. Ha sido mi lucha de estos años. Sé que si quiero ganar tengo que pesar más y, a la vez, no gustarme».
La española se ganó su plaza olímpica en el Campeonato de Europa de 2023, donde terminó sexta. De momento, en sus tres participaciones en Mundiales ha estado lejos de las medallas, pero en el 'Test Event' olímpico, celebrado hace ahora un año en el mismo campo de regatas de Marsella que acoge los Juegos, terminó en un formidable quinto lugar. En todo caso, entre los muchos aprendizajes que lleva en estos tres años, está el de valorar las cosas más allá de su resultado: «Son mis primeros Juegos y estoy viviendo una experiencia increíble». Por delante tiene 16 regatas, que serán 28 si logra clasificarse para la final olímpica del 8 de agosto.
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