Sabor de boca agridulce para el deporte español en los Juegos de París. La cita olímpica que a tenor de las previsiones debía servir para dejar atrás el récord de medallas de Barcelona'92 se saldó finalmente con un saldo de preseas menor del previsto, ... poniendo de nuevo en entredicho la estructura del deporte olímpico español. Las 18 medallas y cinco oros en la capital francesa supusieron un balance similar a la de las últimas citas olímpicas, pero se quedaron lejos de las previsiones que situaban el botín español en 25 metales, por encima de los 22 -trece de ellos dorados- de 1992.
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El habitual contraste entre triunfos inolvidables y momentos dramáticos dejó un sabor agridulce. Entre las cruces resultó especialmente dolorosa la grave lesión de Carolina Marín cuando disputaba la semifinal del torneo femenino de bádminton ante la china He Bingjiao. Las lágrimas de la campeona olímpica en Río 2016 ante el que podía ser el último partido de su carrera partieron el corazón del aficionado español.
También dolió el hundimiento de Jon Rahm en el tramo final del torneo de golf, en el que se le escapó una medalla que apenas unos hoyos antes parecía muy cercana, y no fue como se esperaba el último duelo olímpico de la leyenda Rafa Nadal, que se despidió del torneo individual ante Djokovic en octavos y en el dobles, junto a Carlos Alcaraz, en cuartos.
Frente a los reveses llegó la mejor actuación en el rey de los deportes, el atletismo, un hito motivado por la hegemonía en la marcha. María Pérez y Álvaro Martín, éste último retirado tras los Juegos, sumaron un oro en el relevo mixto. En sus respectivas pruebas individuales, los 20 km marcha, la granadina añadió al palmarés una plata y el extremeño un bronce, botín de incalculable valor incrementado en el Stade de France por la medalla dorada de Jordan Díaz en el triple salto.
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La sorpresa positiva de los Juegos para la delegación española fue el boxeo, disciplina un tanto denostada en los últimos tiempos que en París recuperó el seguimiento y los éxitos propios de hace unas cuantas décadas, cuando era un deporte de masas en España. El marbellí Ayoub Ghadfa deslumbró en el peso pesado (+92 kg) y solo cedió en el combate por el oro, el último de los Juegos, ante el uzbeco Jalolov, que revalidó el título de Tokio 2020. Por su parte, Emmanuel Reyes Pla se llevó el bronce en la categoría de hasta 92 kg, tras ceder en una polémica semifinal frente al azerí Loren Alfonso.
Las disciplinas por equipos, otra garantía para España, aportaron una cuantiosa lista de éxitos. Llegó el segundo oro olímpico en la historia del fútbol masculino, 32 años después del triunfo en el Camp Nou de aquel equipo formado por Guardiola, Kiko, Abelardo y compañía. También la ansiada medalla dorada del waterpolo femenino, que tantos años venía llamando a la puerta del triunfo, la plata del sorprendente y dinámico baloncesto 3x3 femenino y el bronce de los Hispanos en el balonmano masculino.
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La vela española tampoco falló, pues Diego Botín y Florian Trittel hicieron sonar el himno español en la Marina de Marsella con el oro en la clase 49er. El piragüismo, cuarto pilar del olimpismo español, aportó hasta tres bronces y demostró que España se mueve como pez en el agua. La presea esperada en las quinielas fue la del K4 500, prueba fetiche que agrandó la leyenda de Saúl Craviotto, el español más laureado en los Juegos, junto a Carlos Arévalo, Marcus Cooper Walz y Rodrigo Germade. Más inesperados los metales de Joan Moreno y Diego Domínguez en el C2 500 y especialmente el de Pau Echaniz, hijastro de la histórica Maialen Chourraut, en el K1 individual de la modalidad eslalon.
La plata de Alcaraz en el torneo individual masculino de tenis, tras claudicar en la final ante el laureado Djokovic, dejó un regusto amargo al murciano. En la mítica Philippe-Chatrier de Roland Garros la pareja formada por Cristina Bucsa y Sara Sorribes logró un sorprendente bronce, como el del judoca Fran Garrigós, que abrió la nómina de éxitos españoles en París, y el del equipo de natación artística, que devolvió al primer nivel una disciplina que tantas alegrías ha dado al deporte español.
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Los 51 diplomas olímpicos de la delegación española, con un buen número de cuartos puestos, podrían haber incrementado el balance de medallas de España hasta las previsiones más optimistas. Sin embargo, el récord de Barcelona'92 seguirá en pie al menos hasta Los Ángeles 2028, 36 años después.
Los Juegos de París 2024 dejaron para la historia las hazañas de un selecto grupo de deportistas erigidos en figuras indiscutibles de la cita olímpica. El nadador francés Léon Marchand, héroe nacional, conquistó cuatro medallas de oro en la piscina de La Défense Arena, donde también brilló la estadounidense Katie Ledecky, con dos medallas doradas que igualaron las nueve de la gimnasta soviética Larissa Latynina como mejor deportista olímpica de la historia. Para el recuerdo quedaron también el récord mundial del pertiguista sueco Armand Duplantis, el doblete del ciclista Remco Evenepoel o el ansiado oro del tenista Novak Djokovic.
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