Épico diploma olímpico del asturiano Alberto Suárez Laso

A diferencia de los atletas de los Juegos Olímpicos, que disputaron la prueba en Sapporo, los paralímpicos disfrutaron de un recorrido por los alrededores del Palacio Imperial, la Puerta Asakusa Kaminarimon, el Templo Zozoji y los distritos de Nihonbashi y Ginza.

Alberto Suárez llegó a la cita con dudas. Los primeros días del internacional asturiano en Tokio no habían sido fáciles. No lograba adaptarse a las condiciones de temperatura y humedad de la capital nipona y sus problemas físicos no acaban de remitir. El atleta asturiano era consciente de que tenía que adaptarse para alcanzar su objetivo de subir otra vez al podio de una prueba de supervivencia en la que, si quemaba mucho al principio, sería complicado completar la prueba en las primeras posiciones.

El marroquí El Amin Chentouf confirmó todos los pronósticos que le colocaban como el máximo favorito al triunfo. El fondista magrebí abandonó la compañía de sus rivales casi desde el inicio de la prueba. Consiguió una contundente victoria y redondeó su despliegue marcando un nuevo récord paralímpico, que ostentaba de Suárez desde 2012, al parar el cronómetro en meta con un tiempo de 2h21.43. El australiano Jaryd Clifford cruzaba la meta segundo, mientras, más atrás, Alberto Suárez luchaba por el bronce.

Y aguantó hasta el kilómetro 30. En ese momento sus problemas físicos se reprodujeron. Los tunecinos Wajdi Boukhili y Hatem Nasrallah se habían despegado del internacional asturiano, que ya empezaba a sufrir. Sin embargo, Alberto Suárez tiró de experiencia y de ambición en el último tramo de la competición y concluyó en una meritoria quinta plaza, acreditando un tiempo de 2h30.44, tras verse superado por el japonés Tadashi Horikoshi, que remontó en los diez kilómetros finales para completar el podio.