Una gesta histórica

Estamos hablando de un fenómeno en todos los sentidos, capaz de liderar la embarcación española en una prueba, el K 4, que hacía mucho tiempo que no estaba en el podio. No es fácil poner en marcha un proyecto y pelear por lo más alto como hicieron ellos.

Lo viví en directo y reviví de algún modo la carrera en la que conseguimos la medalla olímpica. Salimos primeros y en los últimos metros perdimos la cabeza de la prueba. Algo parecido a lo que ha pasado a la embarcación española en Tokio. Los alemanes, con su cambio de ritmo, fueron superándoles centímetro a centímetro. Estoy seguro de que si hubiera habido viento de espalda, la carrera hubiera sido más rápida y España habría ganado el oro. Sin embargo, en esta ocasión, el viento pegó de cara y eso complicó al equipo nacional. Buena prueba de ello es que se hizo un tiempo peor que en las rondas previas.

Al igual que me pasaba a mí cuando competía, estoy convencido de que iban a por el oro. No me conformaba con quedar segundo. Otra cosa es que cuando piensen fríamente en lo que han hecho, se darán cuenta que que conseguir una plata no está al alcance de todo el mundo. Craviotto ya no es solo historia del piragüismo, sino del deporte español y con cum laude.

Enlazar cuatro juegos olímpicos con la presión que ha tenido, tiene un mérito enorme. Solo hay que ver lo que ocurrió con Simone Biles. Es un tema de fuerza mental. Hay mucho trabajo detrás. Son 17 años de ciclos olímpicos, muy duros. No se trata solo de condiciones físicas sino también mentales y Saúl Craviotto ha sido capaz de lidiar con eso y convertirse en un deportista eterno.