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Era tornero fresador y jugaba como portero de fútbol-sala. Pero a Alberto Suárez, un día, le diagnosticaron una lesión macular. Una enfermedad degenerativa, le explicaron, que le dejaría un resto visual de apenas el 10%. Esta grave afección, sin embargo, no le ha frenado ... ni le ha impedido aplicarse en los entrenamientos de alto nivel y emprender un camino, el deportivo, que le ha llevado a proclamarse campeón de maratón en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, subcampeón cuatro años después en los de Río 2016 y diploma en Tokio 2020.
El atleta ovetense, la palista de Soto del Barco Verónica Rodríguez y el lanzador tinetense David Fernández dieron ayer voz al resto de compañeros paralímpicos preseleccionados para París. La capital francesa acogerá los Juegos Paralímpicos, que arrancarán el 28 de agosto y concluirán el 8 de septiembre, que reunirán a 4.400 deportistas con discapacidad física, intelectual, visual y parálisis o lesión cerebral llegados de 182 países, y para los que, de momento, España tiene aseguradas 89 plazas en once modalidades, aunque el objetivo del Comité Paralímpico Español –la lista definitiva se conocerá el 15 de julio– es conseguir clasificar a unos 140 deportistas.
Todos ellos han sabido que alcanzar cualquier meta les iba a suponer un sacrificio mucho mayor que al resto. Pero nunca han puesto límite a sus sueños. El Gobierno asturiano quiso rendir ayer un reconocimiento a tres historias que son un constante relato de esfuerzo y tenacidad, de apretar los dientes y de no rendirse jamás.
«Pase lo que pase, para toda Asturias ya estáis en el puesto más alto del podio y representáis lo mejor del Principado». Las palabras del presidente Adrián Barbón llenaron la sala de prensa. «Merecéis este reconocimiento por vuestra entrega, capacidad y tenacidad. La valoración del deporte paralímpico es el reflejo de una sociedad mejor, de una Asturias mejor, que acepta y reconoce la diversidad tanto como rechaza la discriminación», hizo hincapié el presidente, entre otros, frente a su homólogo del Comité Paralímpico Español, Miguel Ángel Carballeda. Porque estos deportistas representan a la perfección los valores olímpicos de esfuerzo, juego limpio, amistad y respeto. «Son la esencia más pura del deporte y un orgullo para Asturias», añadió un Barbón que entregó una bandera del Principado a los preseleccionados para que la luzcan en París.
Los tres deportistas asturianos lo tienen claro: si se quiere, se puede. A un lado dejan dudas e inseguridades. «Estamos con una preparación con mucho volumen, que es lo que necesitamos los maratonianos. Si llegamos bien, podemos luchar por lo máximo», afirmó el atleta Alberto Suárez en un acto cargado de emoción, ilusión y nervios. «Seríamos unos inconscientes si trabajáramos tanto para no luchar por una medalla», destacó el ovetense, que, a sus 46 años, estas últimas semanas está corriendo unos 150 kilómetros a la semana entre las pistas de San Lázaro y la ruta que une Oviedo y Trubia, y que tendrá la prueba de maratón el día 8 de septiembre, coincidiendo con el día de Asturias.
Verónica Rodríguez, nacida en 1988, apenas se inició en el remo paralímpico en 2019, pero pronto demostró una gran talento. De hecho, tomó parte en la primera embarcación de cuatro con timonel que disputó por primera vez unos Juegos Paralímpicos, saldados con una quinta posición. «Nos quedamos a las puertas de conseguir el billete directo, pero aún quedan dos y estamos seguros que uno será para nosotros», explicó la deportista asturiana. «¿Objetivo? El bote está mejorando cada día y vamos a hacer un buen papel en París», indicó la deportista, arropada por su compañera de embarcación Pepi Benítez.
Alberto y Verónica nunca han permitido que sus circunstancias personales les impidieran hacer lo mismo que todo el mundo. Tampoco David Fernández. Después de un accidente y una rehabilitación dura, comenzó a hacer halterofilia para fortalecerse. Poco después, se decantó por los lanzamientos. «Me encuentro en el mejor momento de mi carrera. Acabo de hacer la tercera mejor marca de mi trayectoria y estoy a unos centímetros de la mínima», aseguró este tinetense de 37 años, al que unas molestias en el aductor le han frenado estas últimas semanas, pero al que aún le quedan dos o tres oportunidades para estar en París. La más inmediata, en Gijón este próximo fin de semana. Serían sus primeros Juegos Paralímpicos. «¿Mi sueño? Entrar en la final y, una vez en ella, pelear por todo. No tengo nada que perder».
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