A sus 18 años, Alberto Ginés es el primer campeón olímpico en escalada. EFE

España repite número de medallas, pero de menor brillo

Sale de Tokio con 17 preseas, las mismas que en Río, aunque con menos oros que nunca desde Barcelona 92

EMILIO V. ESCUDERO

TOKIO.

Lunes, 9 de agosto 2021, 01:58

Acabados los Juegos de Tokio, esos que un día estuvieron a punto de no celebrarse por culpa de la pandemia, puede verse el vaso medio lleno o medio vacío. Es cierto que España mantiene su cosecha de medallas -las mismas que en Río y solo ... una menos de las conseguidas en Londres 2012-, pero se ha quedado con solo tres oros, la peor cifra desde que se transformó el deporte en España coincidiendo con los Juegos de Barcelona. Tan solo tres campeones olímpicos, lejos de los trece de la cita de 1992 y de los siete que hubo hace cinco años en Río, que han hecho descender a España en el medallero, donde ha ocupado la vigésimo segunda plaza final. Cifras que podrían haber aumentado de no haber sufrido las bajas inesperadas de Carolina Marín y Rafa Nadal antes de viajar, y las de Jon Rahm, que dio positivo por Covid en los controles previos a los Juegos y Orlando Ortega, lesionado a punto de comenzar su participación en Tokio.

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Sandra Sánchez, Alberto Ginés y el dúo Fátima Gálvez-Alberto Fernández

De los tres oros, la sorpresa llegó de la escalada

Dos de los oros conseguidos entraban dentro de las previsiones. Sandra Sánchez en kárate y la pareja de tiro formada por Fátima Gálvez y Alberto Fernández estaban en la lista de ganadores en sus diferentes especialidades. Con el que no se contaba era con Alberto Ginés, el extremeño de 18 años que se impuso por sorpresa en escalada, en el debut de este deporte en unos Juegos. Todo un ejemplo de superación porque para entrenarse Ginés ha tenido que ir a centros comerciales y esperar su turno como un usuario más o coger una furgoneta y hacer cientos de kilómetros para reservar en un rocódromo deportivo.

Sandra Sánchez, por su parte, tiene una larga trayectoria a sus espaldas. Primera campeona olímpica de un deporte que se estrenaba en Tokio y que no volverá al programa olímpico en París. La talaverana compitió en una especialidad de origen japonés y ganó su medalla en el Nippon Budokan, el templo de las artes marciales. Un recuerdo inolvidable con regusto amargo por esa eliminación del kárate para París 2024, lo que dejará a la española con el honor de ser la única con un oro olímpico.

Fátima y Alberto también han sido un ejemplo del dicho aquel de quien la persigue, la consigue. Llevaban muchos años detrás de este metal. No tuvieron un buen concurso en el torneo individual, pero sí lo hicieron en el dúo mixto. Fue el primer oro de la delegación española y su ejemplo ejerció un efecto muy positivo en la villa, donde muchos otros atletas vieron en su logro una inspiración. Tras años de alegrías en Mundiales, esta medalla corona una carrera magnífica de ambos y les carga de razones para pensar en positivo con vista a París 2024.

Del fútbol al waterpolo pasando por aguas bravas y el taekwondo

Más de la mitad de los metales obtenidos son plata

De las 17 medallas, ocho correspondieron al segundo escalón del podio. Todas de la misma importancia, pero algunas con un mayor valor simbólico. Como la de Teresa Portela, que logró su primera presea en sus sextos Juegos. La palista no bajó nunca los brazos, ni siquiera cuando quedó cuarta en Londres 2012 a un sus piro del podio. Siguió trabajando la gallega, entrenando lejos de los focos y luchando por entrar en los Juegos. Hasta el punto de convertirse en la mujer española con más participaciones a la que su gran alegría le llegó a los 39 años. Plata en el canal Sea Forest. Medalla que premia una carrera ejemplar.

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También provocó muchos aplausos la plata de Adriana Cerezo. Porque la consiguió en el primer día de competición y porque ella tiene 17 años. Se plantó en la final de taekwondo con una facilidad inusitada y allí rozó el oro, que se le escapó a falta de solo tres segundos. Lejos de conformase con una plata en sus primeros Juegos, Cerezo lloraba ambiciosa. Lo había tenido muy cerca. Con el paso de los días, viendo lo difícil que es subir al podio, le dio más valor a la medalla, que ya está en casa de su abuela, como era su deseo antes de irse España.

Y si de mujeres se trata qué decir de Maialen Chourraut. La guipuzcoana, a los 38 años y con dos medallas olímpicas en la vitrina de casa, no tenía nada que demostrar. Ni siquiera a sí misma. Por eso, su persistencia y su lucha por estar en Tokio 2020 tiene aún más valor. Según reconocía después de haber hecho una bajada casi perfecta en el canal de aguas bravas de Kasai, la ausencia de presión le había beneficiado. Lograba así su tercera medalla olímpica, la plata que le faltaba para su colección tras el bronce de Londres 2012 y el oro de Río 2016.

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Hubo alguna plata que fue discutida, como la de Rayderley Zapata en gimnasia. Su ejercicio de suelo alcanzó la mejor puntuación de todos los gimnastas. La misma que el israelí Dolgopyat, que fue oro por haber realizado un ejercicio más complicado que el del canario. Le dolió mucho la plata al principio al español, que no entendía por qué habiendo ejecutado mejor la rutina le daban el oro a su rival. Después acabó aceptando que la dificultad manda y valoró más una plata con la que habría sido feliz cinco años atrás. Entre los medallistas de plata están también los equipos de fútbol y waterpolo femenino y el K4 500. En este último figura Saúl Craviotto, convertido ya en una leyenda al haber conquistado su quinta medalla en unos Juegos, igualando en ese olimpo español a otro piragüísta, David Cal. Damián Quintero, en judo completa este apartado.

En la categoría 470 y Finn

La vela volvió a dar alegrías a la delegación española

Hay algunos bronces que saben a oro. Como el de Ana Peleteiro en triple salto. La atleta gallega acabó tercera en la mejor final de todos los tiempos. Porque Yulimar Rojas, la campeona, batió el récord del mundo, la portuguesa Patricia Mamona estableció una nueva plusmarca europea y Peleteiro tuvo que batir en dos ocasiones el récord de España. Sus lágrimas tras haberse hecho con el bronce reflejaban el trabajo de muchos años.

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Ella, que en un momento se vio perdida y que volvió a la carga de la mano del cubano Iván Pedroso para alcanzar el podio olímpico. Alegría que es la única en el atletismo para España, donde Eusebio Cáceres, María Pérez, Álvaro Martín y Marc Tur se quedaron a un paso de las medallas.

Una alegría similar se llevó David Valero en MTB. Reconocía su entrenador, Carlos Coloma -bronce en Río-, que había tenido que convencer a Valero para creer en sí mismo. Alejado siempre de los grandes títulos, en Tokio sumó una medalla en una carrera de bicicleta de montaña que fue preciosa. Salió muy atrás, remontó desde la vigésima plaza hasta la tercera para sellar una remontada de bronce.

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La vela ha vuelto a ser uno de los deportes que ha generado una importante remesa de metales.

Jordi Xammar y Nico Rodríguez lo lograron en la categoría de 470. Por su parte, Joan Cardona, que no entraba en las quinielas para subir al podio, la consiguió en la clase Finn, que desaparece en París y que obligará al balear a transformar su cuerpo y a elegir otro barco para poder estar allí y aumentar su palmarés.

Por equipos, España se quedó a las puertas de la final en balonmano masculino, su límite olímpico, pero pudo capturar un bronce precioso, con el que despedir a su capitán. No volverá a lucir el asturiano Raúl Entrerríos la camiseta nacional, pero se marcha con un sabor de boca especial. Otra medalla que sumar al bronce que ya tenía de Pekín 2008 y que adorna un palmarés magnífico. Fue sin duda, uno de las mejores noticias de los Juegos.

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