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VÍCTOR M. ROBLEDO
Jueves, 14 de noviembre 2019, 00:10
David Villa tuvo muy presentes sus orígenes mientras anunciaba en Japón su inminente despedida del fútbol profesional. El delantero asturiano recordó en primer lugar «al Sporting de Gijón, el equipo de mis sueños desde niño, que me reclutó muy joven, me metió en su cantera ... de Mareo y me hizo ser parte de lo que soy». Lo cierto es que, pese a no haber vuelto a unir sus caminos desde aquel lejano verano de 2003 en que se marchó traspasado al Zaragoza, David Villa y el Sporting se han mantenido unidos durante todos estos años por un hilo invisible. La trayectoria de uno no se entiende sin la del otro.
El 'Guaje' agradeció al Sporting su formación «no solo como futbolista, sino como persona». «Me dio la oportunidad de debutar como profesional, que fue el sueño que siempre tuve desde que tengo uso de razón», añadió. Con eso soñó en su adolescencia, pero no en su infancia. Mucho antes de destaparse como goleador, por su cabeza pasaba ser minero como su padre, Mel, un apoyo incondicional para él. «Cuando entendí la difícil situación del día a día de un minero me di cuenta que no tendría el suficiente valor para serlo. Peleamos por ser futbolista y gracias a la minería con el trabajo de mi padre lo conseguimos», explicó hace unos años con motivo de la festividad de Santa Bárbara.
Villa llegó al Sporting en juveniles, tras destacar en el Langreo. Zabala, el técnico rojiblanco que rastreaba la cuenca langreana, dio el aviso en Mareo. El 'Guaje' llegó al club en una doble operación en la que entró también el extremo Andrés Guerra, uno de sus mejores amigos. En la Escuela de Fútbol intuían más futuro en Guerra, pero quien derribó la puerta del primer equipo fue Villa.
El debut de Villa como sportinguista de pleno derecho se produjo en la última jornada de la temporada 2000-2001, en un partido ante el Córdoba disputado en El Molinón. Pepe Acebal le dio la alternativa en el minuto 60 en sustitución de Antonio Cuartero. Tenía 19 años. En el curso siguiente, ya asentado con los mayores, anotó 19 goles en 40 partidos de Liga.
Villa marcó un total de 41 goles en 84 partidos como rojiblanco. En la temporada 2002-2003, con el club sumido en una grave crisis económica, su traspaso se convirtió en la única vía de escape a la situación. Sus registros llamaron la atención de varios clubes de Primera, como el Betis, pero fue finalmente el recién ascendido Zaragoza quien más apostó por él. La negociación arrancó en una cifra superior a los cuatro millones de euros y se cerró algo por encima de los 2,5 millones, la cantidad que necesitaba el Sporting para sobrevivir.
El valor de David Villa en el mercado se fue multiplicando con los años. Dos temporadas después de su salida del Sporting, el Zaragoza lo traspasó al Valencia por doce millones de euros. En la 2010-2011 el Barça de Guardiola tuvo que estirar la inversión hasta los cuarenta millones para cerrar su fichaje.
Villa se fue del Sporting, pero no dejó de ser el ídolo de El Molinón. En casa regreso a su antiguo estadio recibió el cariño de la afición rojiblanca. Él también respondió con muchos guiños, como las visitas al Campus de Mareo o sus declaraciones públicas apoyando al equipo desde la distancia. Con su adiós de ayer se despide el Villa futbolista, pero queda el 'Guaje' sportinguista.
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