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RAMÓN JULIO GARCÍA
Domingo, 18 de diciembre 2022, 01:57
El ambiente del derbi asturiano fue el mejor desde que se retomaron los enfrentamientos entre los dos eternos rivales. Un estadio a rebosar y aficiones entregadas con los suyos, con la evidente superioridad numérica de los locales, disfrutó y sufrió con un partido con más emoción que fútbol.
El millar de aficionados rojiblancos organizados llegaron a ocupar su zona del estadio dos horas antes y hasta el calentamiento de los equipos se hicieron escuchar con sus cánticos habituales. También había seguidores sportinguistas en otras zonas de la grada.
Mientras, poco a poco los oviedistas iban ocupando sus localidades, después de una larga previa en los aledaños del estadio y un recibimiento multitudinario al autocar del equipo.
También iban llegando las autoridades al palco presidencial, que presentó un lleno absoluto. Uno de los primeros en acceder fue el presidente del Principado, Adrián Barbón, que llegó a su primer derbi acompañado por el presidente del Real Oviedo, Martín Peláez. Poco después ocupó su localidad el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli. También destacó una numerosa representación de alcaldes de distintos municipios asturianos que habían acudido a la invitación que les había realizado el conjunto ovetense en su ánimo de que fuera la fiesta del futbol de la región, entre los que había seguidores de los dos equipos.
La cosa se empezó a animarse cuando se ocupó el Fondo Norte y se desplegó el tifo que ocupaba toda la grada con el lema 'Oviedo capital eterna' y diversas imágenes alegóricas de la ciudad ovetense.
La banda de Gaitas Ciudad de Oviedo saltó al campo para interpretar primer el himno del Real Oviedo, a la salida del equipo al terreno de juego, lo que fue coreado por los seguidores oviedistas.
Sin embargo, el momento que concitó la unanimidad de los presentes fue la interpretación del Asturias Patria Querida, coreado al unísono por todo el estadio en pie. Fue emotivo y el preludio de las hostilidades entre las aficiones que comezaron a corear sus cánticos de apoyo a los suyos y contra el rival.
Los aficionados azules tenían en sus asientos cartulinas azules y blancas, que fueron desplegadas y mostraban un uniforme mosaico con los colores del equipo local.
Cuando el balón empezó a rodar la mayoría local se impuso con sus cánticos, aunque también se escucharon algunas réplicas de los visitantes, coincidiendo con alguna buena jugada de los suyos.
Antes del encuentro, dentro de las relaciones cordiales que mantuvieron las directivas durante la semana previa, tuvo lugar el almuerzo entre los dirigentes de ambos clubes. Por parte de los anfitriones asistieron el presidente, Martín Peláez, y los consejeros Manuel Paredes y Fernando Corral, así como el director general, Agustín Lleida, y César Martín. La representación sportinguista la encabezó el presidente ejecutivo, David Guerra, el director deportivo, Gerardo García, junto a Joaquín Alonso, Guillermo Sampedro, responsable de finanzas, y Aleco Irarragorri.
El presidente de la Federación Asturiana, José Ramón Cuetos Lobo, fue otro de los presentes en la comida, que resultó distendida, como los diversos actos de los días previos.
En el almuerzo, que tuvo lugar en el restaurante Casa Lobato, los comensales, degustaron jamón ibérico de bellota al corte, anchoas y fabes con almejas, como entrada y luego, a elegir, lubina al roquefort, mero del Cantábrico, solomillo de ternera al foie y entrecot finlandés, para acabar con panettone navideño y bombones.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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