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I. ÁLVAREZ
OVIEDO.
Lunes, 21 de junio 2021, 04:07
El pulso por el ascenso a Liga Nacional Juvenil entre el Grujoan y el Juventud Estadio quedó empañado por la actitud antideportiva tras la conclusión del choque que disputaron ayer al mediodía. Después del pitido final del árbitro, se originó sobre ... el césped sintético del Luis Oliver una batalla campal que terminó con el entrenador visitante en el HUCA por las agresiones propinadas por los jugadores locales N. A. P. B. y U. L. F., según recogió el colegiado en el acta arbitral.
«Me dolía un poco el ojo y tengo hinchada la parte superior de la frente. Recibí tres puñetazos por la espalda, una patada lateral, una patada voladora...me vi acorralado», relata Pablo Tomé, entrenador del Juventud Estadio, que recibió un analgésico en el hospital de la capital del Principado, donde le descartaron fracturas en el rostro en una primera exploración. Por la gravedad de los hechos, con el parte de lesiones emprendió acciones legales contra el presunto agresor. «El chaval es mayor de edad y esto no puede quedar así», asegura el técnico, que según indican desde el Grujoan también será denunciado por un jugador local.
«No pegué a nadie. Simplemente me defendí y me separé para intentar que no me llegasen a pegar», explica el entrenador del club de El Cristo. Afirma, además, que el denunciado del Grujoan agredió a otro de los futbolistas del Estadio, que sopesa emprender acciones legales contra él. «Después de ser separado, volvió a la tangana y propinó un fuerte puñetazo en la cara a un jugador», refleja el árbitro en el acta.
Fuentes del club local aseguran que, una vez concluido el partido y después del saludo entre ambos entrenadores, el técnico del Juventud Estadio se dirigió a la grada con «peinetas e insultos», los ánimos se encendieron y comenzó la tangana sobre el césped en la que se produjeron las agresiones. «Fue un partido muy caliente», indican desde el club visitante. Una afirmación que corroboran las tres cartulinas rojas para los locales en los 90 minutos. Ambas versiones coinciden en que la jugada que avivó la tensión entre dos equipos que se jugaban el ascenso en la última jornada se produjo en el cuarto de hora final, con un penalti señalado que le costó la cartulina roja al portero y a la postre supuso el gol de la victoria del Juventud Estadio. En esa acción de la pena máxima también fue expulsado otro jugador local por protestas al colegiado.
Después de los incidentes, disueltos con la ayuda de los directivos, se produjo otro conato de tangana antes de que los agentes de Policía acudiesen al estadio y contribuyesen a desalojarlo con los jugadores de ambos equipos ya cambiados. «Si el chaval me llegase a pedir disculpas, igual hasta me pensaba la denuncia», señala el entrenador del Juventud Estadio. «Nunca justifico la violencia. Hablaremos y lo más probable es que uno de los chavales no siga en el club. Esto no lo podemos tolerar», señala Iván Bueno, coordinador del Grujoan.
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