IVÁN ÁLVAREZ
Martes, 21 de septiembre 2021, 03:09
Tengo que tener gol en la sangre. Si mi padre los marcaba y mi hermano los marca...», bromea Álex Campuzano (Barcelona, 2000), el benjamín de una familia que siempre se ha afanado por aumentar los registros ofensivos de sus equipos. Lo hizo durante años entre ... Segunda y Segunda B su padre, Felipe, y desde sus inicios en la cantera del Espanyol también lo ha hecho su hermano Víctor, atacante del Sporting. Él ve el fútbol desde otro prisma y esta temporada se encarga de frenar a los delanteros desde el eje de la zaga del Praviano, que mañana defenderá su condición de invicto (17.15 horas) en Mareo ante el filial rojiblanco.
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«A ver si podemos dar la sorpresa», señala el central catalán, que este verano se mudó a Gijón para acompañar a su hermano, como ya había hecho años atrás cuando el delantero rojiblanco salió de la cantera del Espanyol para enrolarse en las filas del Real Madrid Castilla. «Siempre nos hemos apoyado en todo el uno al otro», asegura el menor de los Campuzano, que aprovecha la libertad de sus estudios universitarios a distancia para convivir con Víctor mientras avanza en la carrera de Administración y Dirección de Empresas.
Su llegada a Pravia comenzó a fraguarse a través de la amistad entre su actual entrenador, Lucho Varela, con el encargado de preparar a los porteros sportinguistas, Jorge Sariego, que le puso sobre la pista del menor de los Campuzano al saber que había llegado a Asturias. «Estábamos buscando un central y teníamos varias opciones. Nos informamos y nos dieron buenas referencias de él. Fue muy modesto al decir que venía a entrenarse y ver si encajaba, sin ningún compromiso», explica Álex Martínez, presidente del Praviano. Allí se ha asentado como titular el joven zaguero nacido en Barcelona. «Es rápido y se anticipa bien», señala el máximo mandatario, que percibe en él un estilo de juego similar al de uno de sus excapitanes, Fran Martín.
Bien adaptado en su aterrizaje en Asturias, el benjamín de los Campuzano tendrá a su hermano mañana en la grada del campo número 1 de Mareo. «Espero que vaya conmigo», afirma entre risas Álex, que confía en que tire más la sangre que los intereses del club durante 90 minutos. «Jugábamos juntos a todo, éramos inseparables. Teníamos un jardín pequeñito, pero pasábamos allí todo el día. Igual como de pequeño ya le defendía se me ha quedado la costumbre», señala el catalán, que comenzó como centrocampista y con el paso de los años acentuó el cambio de posición ampliando la distancia respecto a la tradición familiar.
Víctor y Álex compartieron inicios con el balón en el colegio, el Cubelles y el Gavá, hasta que la entrada del primogénito de Felipe en la residencia del Espanyol separó sus caminos. Juntos de nuevo en Gijón, para desconectar del balón sus conversaciones giran más en torno a otros deportes como el baloncesto o la Fórmula-1. «No somos muy pesados todo el día con el tema», confiesa Álex, que durante su etapa formativa pasó por las canteras del Rayo y el Nástic de Tarragona.
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A pesar de que sus diferentes horarios de entrenamiento les quitan tiempo juntos, se mantienen al tanto de la evolución de sus equipos. «Veo al Sporting muy bien. La imagen que han dado es ilusionante», afirma el defensor pravianista, que probablemente no tenga una referencia fija mañana al emplear el entrenador del filial rojiblanco, Sergio Sánchez, un punta más dinámico en el tramo inicial de temporada. «Ya estuve viendo el otro día el partido contra el Llanes. Nos adaptaremos a lo que jueguen», asegura. Con una cicatriz en la rodilla por la lesión de ligamento cruzado sufrida tres temporadas atrás, sabe bien lo que es estar un largo período en el dique seco y no oculta que su hermano ha atravesado momentos difíciles por los infortunios musculares que le han impedido demostrar todo su potencial desde su incorporación al Sporting.
«Ha salido mejor porque es duro mentalmente y trabaja como un animal», sostiene Álex, satisfecho por el buen inicio de temporada. «Todo lo que podamos sumar nos va a venir bien para conseguir cuanto antes el objetivo, que es mantenerse, y ojalá poder estar en 'play off'», indica el zaguero, que pisará Mareo por segunda vez. Años después de visitar las instalaciones rojiblancas mientras acompañaba a su familia para ver a su hermano en Roces con la Selección Catalana juvenil, se estrenará sobre el césped con la ilusión de dar un paso más hacia la meta clasificatoria, que sueña complementar con el ascenso de Víctor en El Molinón.
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