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La influencia de Quini, gigantesca por sus goles, fue todavía más incuantificable fuera del área. Un mito transversal, capaz de mitigar todas las tiranteces que han vuelto a aflorar entre Sporting y Oviedo en el octavo derbi asturiano desde su fallecimiento. Lujoso anfitrión para los futbolistas que llegaban al estadio que ahora lleva su nombre, también lo fue durante más de una década para los jóvenes que crecieron saciando ese gusto por el remate certero que distinguía a la leyenda rojiblanca.
«Era la única persona capaz de transmitir esa rivalidad sana de verdad. Muchos lo dicen como un tópico, pero con él percibías que era realmente sincero. Ibas a Gijón siendo del Oviedo y te sentías como si estuvieses en casa. Una figura así se echa de menos», expresa con nostalgia Iván Conceiçao, quintuple ganador del Trofeo Quini. Desde alevines hasta su último año en División de Honor Juvenil marcando la pauta goleadora en la cantera azul, progresó con ese aliciente hasta la última jornada de encabezar la clasificación de artilleros para impulsar a su equipo.
«Aunque los goles iban bajando a medida que subías categorías, era un objetivo que me fijaba intentar repetir los números para volver a estar allí. El premio ya era que alguien con su trayectoria en el mundo del fútbol te reconociese, ibas a recogerlo y te decía: ¿'otro año aquí'?», rememora sobre ese talante bromista que distinguía a 'El Brujo'. «Quini, por su forma de ser, caía bien en todos los lados. Veías que era respetado también en el Oviedo», refrenda Álex 'Toquero', el goleador de la hornada de canteranos rojiblancos que han conseguido asentarse en el primer equipo del Sporting. Con la intuición de que al ganador de siete 'Pichichis' «no le hubiera parecido bien» el reparto de entradas y las numerosas horas que deben emplear los aficionados visitantes para vivir el derbi en la grada, el ariete de El Berrón aprovechará que su actual equipo, el filial del Zaragoza, adelantó su partido al Jueves Santo para viajar y apoyar a sus excompañeros en El Molinón.
Con Gaspar, Gragera, Guille Rosas y Pablo García compartió día a día en Mareo las temporadas en las que terminó como artillero más prolífico del Principado en su categoría. «Es un orgullo verlos compitiendo ahí ahora», señala el atacante sierense, que compartió infancia en El Berrón con Iván Conceiçao. «Nos criamos juntos, jugando en el parque», recuerda sobre el inicio de ese vínculo. Después, pasaron a vestir colores antagónicos, aunque se mantuvo siempre esa admiración mutua y el año de diferencia entre ambos redujo sus duelos sobre el césped.
«Casi me gustaba más verle a él que a mí marcar tantos goles», señala Iván Conceiçao, que ahora comparte vestuario con otros canteranos oviedistas en el Gran Tarajal a las órdenes de Viti Amaro, gijonés y sportinguista. Un derbi a escala, como el que libraba antaño semana tras semana por conquistar el Trofeo Quini.
«Era muy emocionante esa lucha hasta el final, hacía mucha ilusión el premio porque además que sabías que te lo iba a entregar Quini», expone Javi Cueto, referente goleador del Oviedo Vetusta. Con grandes recuerdos de los años en los que conquistó los dos galardones y la esperanza de que la «mala suerte» con los goles anulados que acumula en los derbis se invertirá en categorías superiores, a pesar de la brecha generacional conoce y destaca la trayectoria del icónico ariete, que le dedicaba un gesto cómplice en cada gala de entrega de trofeos.
«Era un orgullo para mí», rememora Álex Oyón sobre lo que supuso para él recibir el premio a su afinada puntería de manos de la leyenda sportinguista. En un meteórico ascenso a ritmo de gol, pasó de seguir su estela a estrenarse este curso en el estadio que lleva su nombre. «Llevo en el Sporting once años y lo que más desea un niño como yo es poder debutar con el primer equipo, es una mezcla entre orgullo y felicidad, no lo voy a olvidar nunca», asegura el gijonés, uno de los atacantes apadrinados en los últimos años por 'El Brujo'.
El más joven en mantener su legado es Rodri de la Llana (2006), que marcó el techo anotador en una excelente temporada en la que impulsó al Oviedo a la corona regional alevín. «Desde pequeño tuve olfato goleador», señala el atacante del Arenal, que tras un año «muy duro» en el que no pudo competir por la pandemia ha mantenido intacta su puntería y el próximo curso pondrá rumbo a Mareo. «El fútbol es así, ahora voy a defender los colores a muerte y a darlo todo por este escudo», señala, dando naturalidad a esa rivalidad que gestionaba como nadie Quini.
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Noelia A. Erausquin | Gijón y Samantha Acosta | Gijón
Almudena Santos y Lidia Carvajal
Rocío Mendoza | Madrid, Álex Sánchez y Sara I. Belled
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