Numancia - Marino | Lucha infructuosa del Marino ante la efectividad del Numancia (3 -1)

El Marino empezó con mucha fuerza y tardó apenas un minuto en gozar de la primera ocasión. Lillo fue amonestado por cometer una falta en el borde de la frontal que fue ejecutada por Álex Arias. Su lanzamiento se perdió por encima del larguero. Enfrente estaba un Numancia completamente renovado, que fue asentando su dominio aunque sin generar, de primeras, demasiado peligro. El bloque asturiano, fiel a su plan de juego, pudo cambiar su destino en un buen remate de cabeza de Trabanco que sacó Ximo. Una ocasión inmejorable para abrir brecha que se fue al limbo.

Replicó en la siguiente acción Gabarre para un Numancia en línea ascendente, pero su disparo sin oposición desde la frontal se marchó ligeramente desviado. El paso de los minutos, y el progresivo acoplamiento de las piezas del equipo soriano fue inclinando la balanza hasta que, superada la media hora de partido, Menudo anotó el 1-0 con un gran disparo desde fuera del área a servicio de Gabarre. El Marino vio como el escenario se nublaba y acusó el golpe. En los momentos más críticos para el bando visitante, todavía intentando encontrar una solución a su juego minimizado, Asier Benito asestó el segundo golpe. Además del efecto en el marcador, el golpe también fue sicológico por la proximidad de un descanso que demandaba el Marino para rearmarse.

Con el encuentro ya encarrilado, el bando local mantuvo una inquebrantable sensación de firmeza. Bordeando la hora de encuentro, de nuevo Benito marcó de cabeza tras ganar una disputa en de un servicio de Corral tras una buena acción de Moha. Con mucha tierra de por medio parecía que el resto del encuentro iba a ser coser y cantar para el equipo soriano. Sin embargo, Lillo le complicó la vida a los suyos al cometer penalti sobre Mendi en el minuto 57. Segunda amarilla y expulsión, con renta suficiente pero con margen para que hubiera sorpresas. Álex Arias asumió la responsabilidad transformó con tranquilidad desde los once metros (3-1). Aunque el Marino siguió sometido, el panorama cambió notablemente. Mendi, que se pegó con todo el mundo, llevó siempre una admirable sensación de peligro. La primera ocasión de meterse en el duelo la tuvo Emilio Morilla, pero su remate se fue cerca de la escuadra derecha de Ximo. Poco después, en el minuto 74, también la tuvo Trabanco, que chutó desviado. En ese momento se esfumaron las opciones de un Marino que, como notas positivas, mostró carácter y garra suficientes para inquietar a uno de los equipos llamados a luchar por el ascenso.