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La familia Palacio Junco, en el Carlos Tartiere, donde hoy vivirán el derbi asturiano después de viajar desde México para verlo en directo. PABLO LORENZANA
Desde México hasta Asturias para vivir el derbi como rivales
Real Oviedo-Sporting

Desde México hasta Asturias para vivir el derbi como rivales

Los Palacio Junco cruzaron el charco hace dos días, ataviados de bufandas azules, y aquí les espera la parte astur y rojiblanca de la familia. El derbi está asegurado en casa

MARÍA SUÁREZ

Sábado, 17 de diciembre 2022, 01:14

Mucho ha repetido el alcalde de Pachuca, Sergio Baños, que las conexiones entre México y Asturias son fuertes y notables, y no solo es así por el más que reciente hermanamiento firmado entre su ciudad y Oviedo. No han sido pocos los años en los que muchos asturianos emigraron al otro lado del charco, y con ellos se llevaron no solo sus ilusiones y sus raíces sino también sus colores.

Es por ello que el derbi de hoy tiene una conexión méxico-astur mucho más importante y humana que la que supone que los dueños de ambos clubes sean del país azteca. Los lazos personales van más allá de lo comercial y son el acento que se esconde tras muchas historias familiares. Es el caso de los primos Palacio: Ceci, Antonio y Zulima. En torno a ellos y a sus familias, la de la primera en México y las de los dos últimos en Asturias, han arraigado fuertes sentimientos hacia el Oviedo y el Sporting de manera indistinta. Cecilia y su marido José Luis llevan solo unas horas en la capital, pero ya han organizado sus vacaciones 'en casa' de manera que toda la familia pueda acudir junta al derbi. «Vamos a empezar ya mismo la previa, hay que calentar motores y aprovechar la noche», sonríe cómplice la mexicana, mientras pasea por los aledaños del Tartiere junto a todos ellos. «El resto del año no podemos coincidir, así que exprimimos cada momento juntos aquí», añade su primo Antonio, en referencia al océano que los separa.

El plan con el que arranca este viaje no puede ser más intenso: un derbi que tiene su propia réplica dentro de la familia. También en la de Ántonio, que mira de reojo el estadio del equipo de su hijo, oviedista pese al sportinguismo de su padre. «Vivimos esa rivalidad en nuestra propia casa ya, pero es sana. Bromeamos y nos hacemos algún comentario un poco agresivo, pero nada grave», explica. Su hijo, que se llama igual, reconoce que él provoca más. «La verdad que yo me meto mucho más con él cuando pierde el Sporting», admite.

Su tía Zulima, a la que le gusta Mariño, es de las comprensivas. «A nosotros no nos importa lo que haga el Oviedo, miramos para el Sporting», apostilla, conciliadora. Su hijo Francisco disiente. «Es más extremista», dice su padre, que se llama igual. «Cosa de la edad», justifica su madre. «Es que yo mañana quiero ganar al Oviedo, no me vale un empate», corrige, cómplice, a sus padres.

Sus primos Felipe, Paula y Jimena, recién llegados de México, tiran por el azul. El más futbolero es Felipe, que tras recuperarse del viaje mira con ojos brillantes un Tartiere en el que hoy animará, bufanda en mano. Y también en el cuello, para no coger frío. «A mí el que me gusta es Bastón», musita con una sonrisa. Paula y Jimena, por su parte, admiran el campo por fuera y se divierten con la idea de compartir un rato dentro junto a sus primos Antonio, Zulima y Francisco, a los que no ven todo lo que quisieran.

Su padre, José Luis, es consciente de que de un derbi «no se puede esperar un partido muy bueno», pero sí uno «intenso y peleado». «No suelen ser los mejores duelos técnicamente, pero sí los más emocionantes», apostilla el oviedista. El primo de su mujer, Antonio, coincide, y ve en el derbi también «un posible punto de inflexión para los equipos». «Estos partidos son un caso a parte, capaces de romper cualquier dinámica», advierte el sportinguista. Su hijo, al quite siempre de lo que dice su padre, matiza sus palabras dejando claro quién cree él que va a marcar el punto de inflexión. «El Oviedo le va a meter todo el gas que tiene a ese partido, yo confío en que ganaremos», señala. «Es verdad que el Oviedo se enchufa más que nosotros en los derbis, eso es así», renegocia su padre, siempre más comprensivo.

«Bueno, bueno, eso habrá que verlo», les infiere Francisco, marido de Zulima y padre de los pequeños con el mismo nombre. «El Sporting viene en línea ascendente y no va a frenar ahora ni mucho menos», añade el aficionado rojiblanco. Francisco hijo tiene sus referentes en la cantera, y aunque su padre destaca a Juan Otero, para él Queipo es uno de los jugadores a seguir. «También Zarfino, y Cristo, que están parejos en estado de forma», apunta, esperando pólvora arriba de su Sporting aunque asume que el resultado final será ajustado.

Jose Luis, que pertenece a la peña oviedista mexicana Isidro Lángara, conoce bien a Grupo Pachuca, y más allá del derbi, ve un futuro ilusionante para su equipo. «Me sorprendió. Nos invitaron a conocerlas y no esperaba algo así: son profesionales, está muy bien montado y tienen las ideas claras. Me acabé ilusionando», reconoce.

Preguntar por una porra para mañana es encender la mecha. Una victoria por la mínima vale a ambas partes. «Y el empate no es malo del todo», dice la familia sportinguista. «Esa frase no saldrá de mi boca», replica José Luis. «Y de la mía tampoco», dice Francisco mirando con recelo a sus padres. El derbi, mexicano y en familia, está servido.

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