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Samuel García
Sábado, 13 de noviembre 2021, 20:05
El Marino cogió una enorme bocanada de oxígeno tras superar un carrusel de emociones en O Carballiño. Vivió un primer tiempo de ensueño, desatado en ataque y aprovechando la pájara defensiva de Arenteiro irreconocible, que le sirvió para coger una renta de tres goles con ... la que parecía tener cerrado el expediente. Lejos de eso, la contienda mudó tras el intermedio y empezó ver en riesgo en riesgo el botín. El segundo tanto de Zanelli, en el 85, hizo tambalearse al colectivo luanquín, aliviado con el cuarto tanto, obra de Lora desde el punto de penalti.
Arenteiro
Diego; Germán Nóvoa, Vitra (Cassio, min. 72), Portela (Marcos, min. 46), Manu Mariña (Rubén Arce, min. 46), Álvaro Naveira (José Sobrido, min. 85); Adrián Cruz (José Carlos, min. 46), Álex Fernández, Zanelli; Raúl y Adrián Castro.
2
-
4
Marino
Buru; Morilla, Trabanco, Guaya; Iván Fernández, Guille Penín, César Suárez (Omar, min. 70), Julio (Adolfo, min. 70); Lora; Diego Díaz (Prendes, min. 84) y Steven (Sergio Ríos, min. 75).
Goles 0-1 Steven (min. 8). 0-2 Julio (min. 16). 0-3 Steven (min. 35). 1-3 Zanelli (min. 55). 2-3 Zanelli, de penalti (min. 85). 2-4 Lora (min. 88).
Árbitro Álvarez Rodríguez (Comité castellano y leonés). Amonestó al local Adrián Cruz y a los visitantes César Suárez, Lora, Morilla y Prendes.
Campo Espiñedo. 750 espectadores.
El Marino se encontró con un escenario impensable en Espiñedo, asaltado la pasada jornada por el Cristo Atllético después de casi dos años inexpugnable. Midió fuerzas y evaluó virtudes y debilidades de su oponente -con similar estructura táctica- en una entretenida puesta en escena en la que se encontró con el primer regalo de la tarde. Álvaro Naveira se comió un saque de falta bombeado de Morilla desde campo propio y Lora, con una dosis de intuición y varias más de calidad, ganó la línea de fondo y sirvió un centro que Steven cabeceó a gol. Quedó en nada la estirada del meta Diego -superado en el centro y vendido por la mala colocación de sus defensas-, que llegó a palmear el balón cuando ya había superado la línea de gol. Dudó el colegiado pero lo vio claro el asistente -tampoco hubo muchas protestas-, y el mazazo dejó en aturdido a un colectivo local que pasó a estado de perplejidad al ver cómo el lucense Julio se inventaba una preciosa jugada individual desde el carril izquierdo antes de dibujar una parábola inalcanzable para Diego. Tampoco podía creérselo el bloque de Manel Menéndez, necesitado como su rival de un respaldo en forma de resultado positivo que refrendase las buenas sensaciones que en jornadas previas no significaron premio. Los locales entraron en un bucle de desconfianza y errores que abrió la vía para el tercero. Atónita y frustrada quedó la grada al ver cómo un error en cadena en otra falta lejana permitió a Steven meter la puntera para dejar la victoria encarrilada. El banquillo del Marino seguía sin asimilar el cúmulo de alegrías. Pedía calma y también lamentó otras dos buenas acciones de Julio y Steven que detuvo Diego. Dos chispazos de Raúl fueron las únicas noticias en ataque del conjunto carballiñés, aliviado en el ocaso del primer periodo por un ajustado fuera de juego de Lora cuando ya encaraba a Diego.
Reformuló su planteamiento Fran Justo en el intermedio con un triple cambio que varió por completo el rumbo del choque. En poco más de diez minutos de avasallamiento, los locales recortaron diferencias por medio de Zanelli y pudieron dinamitar la ventaja visitante con otras dos buenas ocasiones del propio Zanelli y de Adrián Castro. Ambas las desbarató Buru, con cada vez más dudas en el juego aéreo. El Marino, descompuesto por momentos, vivía con un ojo puesto en el reloj. Contaba con que lo peor ya había pasado. Steven, en otro error flagrante de una zaga rival que fue perdiendo efectivos en detrimento de refuerzos para el frente de ataque, perdonó el cuarto en un mano a mano. A un cuarto de hora para el final, el Arenteiro lanzó un ataque desesperado en el que Morilla ejerció de aliado con un ingenuo penalti que transformó Zanelli. Los locales, espoleados por su afición, tenían contra las cuerdas a un Marino que no podía creerse que se le fuese a escapar el partido. El problema era de confianza. Pero quedaba un último agasajo, en forma de penalti cuando todavía el 2-3 no estaba reflejado en el vetusto marcador del feudo carballiñés. De un centro de Lora -tras un posible fuera de juego- llegó la pena máxima. De sus botas también salió la rúbrica al triunfo.
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