Al Marino le faltan fuerzas para reaccionar

Presentaron los visitantes un once bastante atípico, en el que la apuesta sobre el papel era la solidaridad en la resistencia defensiva y que las alegrías ofensivas no excedieran de lo estrictamente necesario

Jairo Manzano (ADG)

Sábado, 21 de noviembre 2020, 20:31

No pudo sacar nada positivo el Marino de la visita a Burgos, una de las más complicadas de la temporada, en lo que suponía el retorno a la competición de los hombres de Oli, que no disputaban un encuentro oficial desde el pasado 31 ... de octubre. Y esa falta de actividad resultó tan evidente como condenatoria, especialmente en una primera mitad para olvidar, en la que la desventaja de un tanto en el marcador y el hecho de llegar con opciones de intentar algo en la reanudación fueron las notas más positivas.

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Burgos

Barovero; Álvaro Rodríguez, Zabaco, Elgezabal, Lobato; Saúl (Pisculichi, min.82), Cerrajería (Miki Muñoz, min. 61), Raúl Navarro, Alarcón (Javi Gómez, min. 61); Juanma (Rosales, min.82) y Guillermo (Claudio, min.66).

2

-

0

Marino

Buru; Borja Álvarez, Trabanco, Miguel, Guaya; Orviz (Álex Arias, min. 61), César Suárez, Iván Fernández (Borja Rodríguez, min.72), Lora (Chiqui, min.72); Luis Morán y Míchel (Mendi, min.81).

  • GOLES: 1-0 Zabaco (min. 12). 2-0 Pisculichi (min. 87).

  • Árbitro: Sesma Espinosa (Comité riojano). Amonestó a los locales Saúl y Alarcón.

  • Incidencias: El Plantío. Partido disputado a puerta cerrada.

Presentaron los visitantes un once bastante atípico, en el que la apuesta sobre el papel era la solidaridad en la resistencia defensiva y que las alegrías ofensivas no excedieran de lo estrictamente necesario. Asumió el protagonismo un Burgos que tiene la virtud de que cuando le falla el plan colectivo tiene individualidades que, literalmente, ganan partidos. Entre internacionales y exjugadores de Primera esta vez le tocó el turno a Juanma, el mejor con diferencia sobre el campo y una pesadilla para la zaga del Marino. En su primera aparición, pasados los diez minutos, se anticipó a todos los defensores para peinar un balón colgado y ejercer de asistente para el gol del defensa Zabaco, inexplicablemente solo en línea de gol. Lejos de despertar, el Marino pareció sumergirse progresivamente en un letargo en el que asistió al festival de concesiones a la misericordia por parte del Burgos. Alarcón, tras dejada de Juanma, disparó demasiado flojo, mientras que el único futbolista visitante que tendría su cuota de lucimiento sería el meta Buru, primero en un disparo del propio Alarcón y posteriormente en un cabezazo de Elgezabal con respuesta felina en la estirada. Fue eso, respuesta, precisamente de lo que careció el Marino.

Pareció surtir efecto la charla de Oli en el paso por los vestuarios, pues nada más reanudarse el partido Luis Morán descubrió que el Burgos jugaba con portero. El disparo del atacante fue la única vez en la que el argentino Barovero tuvo que desgastar sus guantes. Daba otra sensación el Marino, que aunque no podía sí quería. Y lo cierto es que mereció tener la oportunidad de empatar, tras un clamoroso derribo de Zabaco a César Suárez, con el colegiado a escasos metros, que no fue señalado como penalti. Si en la primera mitad al partido lo estaba sacando del letargo la calidad del Burgos, el bajón de los locales convirtió el segundo acto en un ejercicio de valentía para quienes, en la distancia, pudieron seguir el partido. Solamente la aparición goleadora del otrora campeón de la Libertadores Pisculichi, en una acción de calidad, evitó la nada más absoluta en lo que a espectáculo se refiere. Sigue sin conocer la victoria un Marino que, sin embargo, tiene una piedra menos en el camino y, por fin, un partido más en sus piernas.

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