El Marino derrota al Sporting B desde el punto de penalti

El Marino ejerció su rol de anfitrión y asumió la iniciativa en el juego. Oli tejió una telaraña en la medular en la que se enredaron los gijoneses en un choque de atasco en la zona ancha, marcado por las continuas pérdidas. Con la productividad rematadora bajo mínimos, rompió la sequía una vez superado el ecuador del primer acto Saha, al cabecear en posición forzada ligeramente desviada un envío de Guaya desde el costado zurdo.

Nueve minutos después, el senegalés volvió a la carga al revolverse en la frontal del área ante Villalón y Gragera para armar un disparo que atajó Javi Benítez. Después de un remate desde media distancia de David González que se perdió desviado, trató de estirarse el filial rojiblanco a través de las conducciones de César García, incisivo en su regreso a Miramar.

En las botas del extremo avilesino se fraguó la única aproximación peligrosa del filial rojiblanco al área rival, finalizada con un remate acrobático de Iván Elena que despejó Pablo Pérez. A cuatro minutos del descanso llegó la acción decisiva para el desenlace del partido. Boedo caracoléo en el costado y envió el balón al vértice izquierdo del área hacia Lora, que fue derribado por Gragera en un error de cálculo que le costó la pena máxima. El capitán marinista Guaya asumió la responsabilidad desde los once metros y engañó con su lanzamiento a Javi Benítez.

Trató de enmendar su errática primera parte el Sporting B en la reanudación. En el quinto minuto de la segunda parte se aproximó con peligro a los dominios de Javi Porrón en una jugada ensayada. Gaspar colgó el balón al segundo palo, prolongó hacia el primero Villalón y cabeceó ligeramente desviado Mecerreyes.

El segundo período fue una catarata incesante de envíos. Después de que el Marino amenazase al contragolpe con la velocidad de Boedo, errático en la toma de decisiones para explotar su habilidad en el regate, en el tramo final Gragera pudo hacerse con la manija del choque. El filial sportinguista ganó profundidad por el costado zurdo con las internadas de Pablo García tratando encontrar fisuras en la ordenada estructura defensiva luanquina, que permitió al equipo entrenado por Oli gestionar su ventaja para celebrar un triunfo que permite rebasar a los gijoneses en la clasificación.