«Sería un orgullo ser seleccionador»

No escurrió el bulto Marcelino. «Cualquier entrenador de España consideraría el mayor orgullo entrenar a la Selección, pero ahora tenemos un gran seleccionador, que además también es de aquí y lo está haciendo muy bien», dijo. Añadió que «si Luis Enrique, cuando acabe su compromiso, decide que su etapa ha acabado, yo estaría orgullosísimo de afrontar el reto, pero eso es futuro y hay que centrarse en el presente».

El técnico había llegado con tiempo al colegio gijonés para visitar dos aulas. Una de primer curso en el que estudia un sobrino suyo y otra de cuarto, donde dos estudiantes, en una actividad extraescolar, desarrollaron un proyecto de emprendimiento a partir de un cromo coleccionable de Marcelino. En el patio, donde le aguardaban los trescientos alumnos del Clarín, con el himno del Sporting de banda sonora, el de Careñes, a través de las preguntas de los pequeños, tuvo que repasar toda su trayectoria como jugador y entrenador. Desde sus inicios en Mareo y su debut en el filial del Sporting, hasta su convocatoria con la Selección Española juvenil con la que participó en el Mundial de la categoría en 1985.

«Ese es uno de los mejores recuerdos que guardo como jugador, porque fuimos subcampeones y luego están mi debut con el primer equipo del Sporting y cuando entramos en la UEFA», rememoró.

El barullo que se formó fue monumental cuando otro alumno le preguntó a qué equipo le gustaría entrenar. Los gritos entre los partidarios del Madrid y del Barcelona tardaron en disiparse. Marcelino reconoció que en España ya había dirigido a muchos equipos y que, «aunque me hubiera gustado seguir en el Athletic, sólo me faltan los tres grandes, que no estaría mal, pero es muy complicado».

De su futuro no dio ninguna exclusiva a los pequeños gijoneses. «Los entrenadores no podemos hacer planes, llegarán las ofertas y decidiremos cuál nos parece la mejor». También hubo un recuerdo especial para Quini, cuando una pequeña le preguntó por su relación con El Brujo, abuelo de una amiga suya.

«Fui compañero y fue mi delegado en el Sporting y tuvimos una relación extraordinaria, magnífica, por lo maravillosa persona que era», comentó. Tampoco pudo esquivar la pregunta de si le gustaría volver al Sporting.

«Uf... Eso es complicado. El corazón siempre dirá que sí, pero la cabeza dice que tienen que darse muchas circunstancias para que pueda ser. Soy fiel seguidor y siempre le deseo lo mejor, pero es bastante difícil, no digo imposible, porque imposible no hay nada», contestó.