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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Domingo, 4 de febrero 2018, 05:49
A veinticuatro horas del volcánico partido de esta tarde en el Carlos Tartiere, motivo de paro generalizado en Asturias, Luis Enrique Martínez (Gijón, 1970) entra en escena. Desde algún lugar del extranjero, durante su periodo de desconexión tras una de las cosechas más notables que se recuerdan en el fútbol nacional e internacional -nueve títulos en tres años como entrenador del Barcelona-, el prestigioso técnico gijonés rompe su silencio para atender en exclusiva a EL COMERCIO.
Fiel a su estilo, no se recuerdan intervenciones públicas desde su salida del club azulgrana, pero Luis Enrique no es ajeno al derbi asturiano, que capta su atención estos días, sobre todo porque 'su' Sporting está en medio de la acción, esta vez como visitante en el Carlos Tartiere. «Desgraciadamente no veré el derbi porque estoy fuera de España», anuncia el entrenador, situado estos días en la órbita del potente Chelsea londinense. En todo caso, concede, «ganar el derbi, al Sporting le supondría un subidón de todo».
Aunque despegó muy pronto, igual que su 'hermano' Abelardo, 'Lucho' nunca se ha olvidado del Sporting. Ni de Gijón. Pero su historia con los derbis asturianos fue fugaz. Pronto llegó al Madrid, en el que se sintió un extraño. Y luego, al Barcelona, su segunda casa. Su balance con la rojiblanca se reduce a dos partidos, con dos empates sin goles, pero que no han caído en el olvido. «Tengo grandes recuerdos; de partidos de mucha intensidad y muchos sentimientos a flor de piel», confirma uno de los grandes estandartes para el sportinguismo, quien considera que «no hay favoritos en estos partidos, aunque el factor campo siempre influye».
Pese al tiempo que se ha concedido fuera de la acción, sin la brutal exigencia del balón, el que fuera mejor entrenador del mundo según la FIFA en 2015 no ha perdido de vista al Sporting. En medio año, el entrenador de Pumarín ha visto cómo salía lanzado el equipo de sus amores en Segunda, cómo experimentaba una crisis de fe y cómo se desinflaba peligrosamente hasta la llegada de Rubén Baraja, la recuperación de Sergio y Bergantiños y las nuevas incorporaciones, entre ellas Jony.
Ahora, sin entrar en detalles, el afilado ojo de 'Lucho' ve un repunte y un grupo creciente. «Creo que ha salido de la dinámica peligrosa en la que estaba y está creciendo», avisa, deslizando que todavía quedan 54 puntos en disputa. «La Segunda División siempre está muy igualada y queda todavía mucho», remacha con una lectura clásica entre los profesionales. El carácter aguerrido que manifestaba como futbolista sale a relucir en la siguiente cuestión. ¿Cómo se juega con la camiseta del Sporting un partido en el Tartiere? ¿Resulta básico para un buen rendimiento abstraerse del ambiente? «¿Abstraerse?», se pregunta el exfutbolista del Sporting. «Nada de eso; a disfrutar de los gijonudos que vayan al Tartiere, pero controlando las emociones», replica el que fuera entrenador de la Roma, el Celta y el Barcelona, donde engordó el legado del coloso azulgrana.
Con mucho que perder y más que ganar, el guión de la trama anuncia atasco, nervios y pasión. Movimientos entre el ajedrez y el desboque más desmedido con elementos como Jony, Santos o Rubén García en el bando rojiblanco. Aunque le da en la nariz que todo esto puede acentuarse todavía más esta tarde. «En un partido de fútbol todo puede suceder, pero debido a la tensión no creo que se pueda ver un gran partido», anticipa. Lo clásico de un derbi que, en esta ocasión, estará bien pasado por agua, focalizando todas las miradas en el estado que presentará el césped del Tartiere, que ayer se acostaba encharcado con la necesidad de que los trabajadores del club azul se entreguen en cuerpo y alma a su arreglo en las horas previas a la cita.
Vuelve la conversación al fútbol más genuino, sin los factores externos que han monopolizando la previa y que tendrán recorrido hasta la tarde. «Normalmente habrá pocas ocasiones y, solo cuando se desnivele el marcador, se podrían ver más cosas. Ojalá se abra el partido desde el inicio», desea Luis Enrique, ansioso de que sea 'su' Sporting el desatascador del espectáculo que abrigará el Carlos Tartiere. ¿Y un pronóstico para el partido? Ahí no tiene la menor duda: «0-2».
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