El Real Madrid se aproxima a la final de la Copa del Rey ante Osasuna y la semifinal de la Liga de Campeones contra el poderoso Manchester City dejando sensaciones contradictorias. Nada excesivamente preocupante, tampoco para echar las campanas al vuelo, pues esta Liga virtualmente ... decidida en favor del Barça tampoco invita a sacar conclusiones sobre un equipo blanco demasiado acortumbrado a activarse solo cuando huele la posibilidad de levantar un trofeo.
Publicidad
El equipo de Ancelotti afina en las últimas semanas sus múltiples recursos ofensivos. Vinicius es imparable por el flanco izquierdo del ataque madridista, tan eléctrico como vehemente en sus protestas sobre el verde, el único punto débil del que ya es por méritos propios uno de los futbolistas más desequilibrantes del mundo; Benzema sigue sacando brillo a sus números, ya suma 29 goles en 37 partidos disputados esta temporada y llega al tramo decisivo del curso a su mejor nivel; y Rodrygo profundiza en su condición de jugador con estrella tan pronto emulando a Redondo con un regate de tacón y fantasía como quitando las telarañas de la escuadra contraria.
Otra cosa es lo de la parcela defensiva. Entre la dura derrota entre semana en Girona y la victoria contra el Almería son seis los goles encajados en dos encuentros, un dato impropio de un equipo grande. Bien es cierto que los errores de Militao, Rüdiger y compañía parecen fruto de la falta de concentración y no un asunto técnico o táctico, pero las desconexiones en la retaguardia, como en Montilivi, volvieron a amargar la tarde a Carletto.
Noticia Relacionada
«No me entra en la cabeza que hayamos encajado seis goles, es verdad. Lo que ha pasado es que nos relajamos. Hoy habíamos focalizado el partido en el aspecto defensivo y lo hicimos muy bien en la presión tras pérdida. Cuando nos hicieron el gol yo me enfadé en el vestuario. Y luego otra vez. Es un buen toque de atención y creo que no va a pasar en los próximos partidos», valoró el técnico italiano sobre este asunto, en otro claro aviso a navegantes.
Publicidad
Por delante al Madrid ya solo le queda otra bala de fogueo. Será mañana ante la Real Sociedad en San Sebastián. Sin Vinicius, un pilar del efervescente ataque blanco, y sin Camavinga, ese improvisado lateral izquierdo que por versatilidad y exuberancia física ha pasado a ser indispensable en la cuestionada zaga de Ancelotti. Luego ya llegará el turno para la final de Copa y tres días después para el duelo de ida de la esperada semifinal de Champions contra el City de Guardiola y Haaland. Entonces no habrá perdón ante cualquier desconexión defensiva y Carletto lo sabe.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.