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El Real Madrid se reencontró con la victoria tras dos empates consecutivos en Liga al término de un partido en el que al equipo de Carlo Ancelotti le costó sacudirse el sueño, pero en el que resultó letal una vez despierto. El Espanyol, mucho más ... espabilado en el tramo inicial que su perezoso adversario, se adelantó con una tempranera diana de Joselu y pudo elevar el castigo de inmediato. Pero Vinicius levantó a tiempo a los blancos resolviendo una aventura en solitario con un golazo similar al primero que anotó hace un par de semanas en Anfield y Militao certificó la remontada antes del descanso para meter presión al Barça.
Los azulgranas tendrán el domingo una delicada visita a San Mamés antes del clásico del próximo fin de semana. Del resultado que obtenga la soldadesca de Xavi en la Catedral dependerá en buena medida la enjundia de un clásico que puede enfriar definitivamente la pelea por el campeonato o ponerla al rojo vivo.
Ratificando que se resiste a entregar el hacha, Ancelotti apenas se permitió licencias en un once con tres variantes respecto al que empató el domingo anterior en el Benito Villamarín. Carvajal entró por Lucas Vázquez en el lateral derecho, Nacho desplazó a Rüdiger del eje de la zaga y Modric recuperó su plaza en la medular frente a un Espanyol que dobló la vigilancia sobre Vinicius y envidó también con dos medios de contención, aunque sin fortuna.
Real Madrid
Courtois, Carvajal, Militao, Nacho, Camavinga, Tchouaméni (Rüdiger, min. 74), Modric (Asensio, min. 72), Kroos (Ceballos, min. 74), Valverde, Rodrygo y Vinicius (Álvaro, min. 89).
3
-
1
Espanyol
Pacheco, Óscar Gil (Pierre-Gabriel, min. 69; Melamed, min. 84), Sergi Gómez (Aleix Vidal, min. 84), César Montes, Cabrera, Rubén Sánchez (Puado, min. 75), Gragera (Denis Suárez, min. 75), Vini Souza, Darder, Braithwaite y Joselu.
Goles: 0-1: min. 8, Joselu. 1-1: min. 22, Vinicius. 2-1: min. 39, Militao. 3-1: min. 93, Asensio.
Árbitro: Figueroa Vázquez (Comité Andaluz). Amonestó a Cabrera, Vinicius, Óscar Gil, Ceballos y Carvajal
Incidencias: Partido correspondiente a la 25ª jornada de Liga, disputado en el Santiago Bernabéu ante 59.782 espectadores.
La disposición del cuadro de Diego Martínez parecía atender a un propósito reactivo que desmintió sin embargo el descorche de un duelo que el Real Madrid encaró aletargado. Un balón filtrado al espacio por el que percutía Braithwaite abrió un socavón en la retaguardia local, cubierto 'in extremis' por Militao. El prematuro aviso debió sacar de la cama a los blancos, que, por el contrario, permanecieron con la oreja pegada a la almohada y sufrieron un severo correctivo enseguida.
Gragera robó la bola a Tchouaméni, Rubén Sánchez burló a Camavinga y sirvió a Joselu, que fusiló a placer. La diana del atacante perico, la octava que sella en nueve partidos disputados ante el equipo en el que se formó, retrató la falta de recursos de Camavinga para desempeñar una labor postiza en el lateral zurdo que Ancelotti se empeña en adjudicarle en contra de la lógica.
Exangüe y desordenado hasta entonces, el Real Madrid recobró el pulso después de que Vinicius le inyectase adrenalina en vena. El carioca agarró el esférico en banda izquierda rodeado de un ejército y resolvió la aventura en solitario cruzando con finura al palo largo tras sembrar el bosque de cadáveres a su paso. Sus escaramuzas individuales se han convertido en la única táctica eficaz de batalla a la espera de que Ancelotti trace una estrategia más creíble para intentar ganar las guerras en las que están inmersas sus tropas.
Sea como fuere, el fogonazo de Vinicius activó a un Real Madrid que consumó la remontada antes del intermedio tras un delicioso centro de Tchouaméni con el exterior que hubiese firmado el mismísimo Modric y que remató de cabeza Militao en el segundo palo para acreditar su sexto tanto del curso, el mejor registro de su carrera. El Espanyol, fresco y lozano en el albor del choque, se marchó así al entreacto lamentando su suerte ante un Real Madrid de lento amanecer, pero quirúrgico una vez se quitó las legañas.
La ventaja en el marcador calmó al Real Madrid, más autoritario con la pelota tras el paso por la caseta ante un Espanyol aplicado en la retaguardia, pero chato en la vanguardia. El afán protector del bloque perico dejaba a Joselu como un islote en su condición de palomero, lo que restó amenaza a los visitantes y bajó las pulsaciones al envite.
Agradecieron el pausado ritmo, Modric y Kroos, sufrientes en enfrentamientos vertiginosos pero magistrales en litigios anestesiados, antes de que Ancelotti considerase que había llegado la hora de gestionar recursos de cara a la semana trascendental que se avecina. Remodeló por completo el italiano su centro del campo, lo que permitió disponer de minutos de nuevo a Ceballos y Asensio, dos futbolistas que entran y salen del once debido más a su falta de galones que al buen rendimiento que ofrecen.
Pudo sentenciar ya con los dos internacionales españoles sobre el césped Rodrygo con un extraordinario lanzamiento de falta que besó el travesaño y estuvo cerca de empatar Cabrera en una acción de estrategia que abortó Rüdiger. Pero fue una arrancada fulgurante de Nacho, resuelta por Asensio, la que abrochó definitivamente el triunfo de un Real Madrid que pasó del sopor a la fiesta reivindicando, de paso, a esas figuras a veces minusvaloradas que coleccionan méritos para renovar cada vez que Ancelotti les da carrete.
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