Un Barça de 10 toma El Sadar

«Es un rival difícil, intenso y que está en un gran momento. Está quinto en la clasificación y es además un estadio muy complicado, pero llegamos en un buen estado de forma. Queremos los tres puntos para acabar bien antes del Mundial», aseguró Xavi este lunes en la rueda de prensa previa al partido de su equipo frente a Osasuna. El técnico de Tarrasa sabe de la importancia de afrontar el parón de más de un mes inmersos en una buena dinámica y alejando ese fantasma que les hizo decir adiós a la Champions a las primeras de cambio.

Una victoria a domicilio frente a Osasuna confirmaría esas buenas sensaciones que los culés han dejado en los últimos partidos de Liga. Los de Xavi afrontan el último compromiso antes del Mundial con cuatro victorias seguidas después de imponerse a Villarreal, Athletic, Valencia y Almería con un bagaje de diez goles a favor y ninguno en contra. Esas cifras son las que han hecho que los culés vuelvan a ver el vaso medio lleno y a su entrenador a pensar que los suyos «van por el buen camino», ya que «se ha visto un crecimiento importante».

Para lograr tres puntos fundamentales ante Osasuna, Xavi podrá contar con Piqué, gran protagonista de la convocatoria. El central pondrá fin a su carrera deportiva en El Sadar en un partido en el que no estarán por lesión Koundé, Sergi Roberto, Araujo, Kessié y Memphis. Estas ausencias condicionaran un once que podría ser muy similar al que se impuso al Almería. Geri sería titular en su último día en la oficina junto a Eric García y arriba la gran novedad podría ser Raphinha, menos habitual en los últimos encuentros, y que podría tener una nueva oportunidad en el tridente junto a Dembélé y Lewandowski.

Enfrente estará un equipo que llega a este partido en el mejor momento de la temporada. Osasuna es la gran sorpresa de la competición después de haberse colocado como quinto en la clasificación y con la posibilidad, si logra ganar al Barcelona este martes, de irse a dormir en puestos de Liga de Campeones. Nadie como el conjunto de Jagoba Arrasate ha conseguido sacar mejor rendimiento a su producción anotadora –apenas 15 tantos- y muy pocos, solo Betis y Barcelona, han sido capaces de sumar más puntos como locales. Los navarros han ganado cinco de los siete partidos que han disputado en El Sadar y han construido un fortín en el que ya han caído Sevilla, Cádiz, Rayo Vallecano, Espanyol y Valladolid.

Para lograr sumar de nuevo ante un coloso de la Liga -ya empató frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu-, Jagoba Arrasate tendrá que sobreponerse a las bajas por lesión de Kike Saverio y Ez Abde. El exjugador del Barcelona no podrá reencontrarse con los que fueron sus compañeros la pasada temporada por una rotura muscular y será la gran ausencia en un equipo que viene de ganar por 1-2 en Balaídos y que ha encontrado un once muy reconocible en los últimos encuentros. Los García en la zaga, Lucas Torró, Moi Gómez, Chimy Ávila, Budimir y compañía empiezan a conocerse de memoria y amenazan la buena dinámica de los culés antes del Mundial de Qatar.

El Barcelona firmó este martes un triunfo heroico en El Sadar. El conjunto azulgrana jugó 60 minutos con un futbolista menos tras la expulsión de Robert Lewandowski y logró remontar gracias a los tantos de Pedri y de Raphinha en la segunda mitad. Con esta victoria los culés amplían a cinco puntos de forma provisional su distancia con el Real Madrid y se aseguran el liderato de la Liga antes del parón provocado por el Mundial de Qatar.

Una auténtica encerrona. Eso es lo que se encontró el Barça en El Sadar. Osasuna preparó el partido como una final para hacerse de forma provisional con la tercera plaza y su intensidad se llevó por delante a los culés a las primeras de cambio. El equipo de Jagoba Arrasate presionó en campo contrario, incomodó la salida de su rival y nada más empezar el encuentro logró adelantarse en el marcador gracias a un saque de esquina que cabeceó David García para sorpresa de un Barça que entró tarde al choque y que protestó sin éxito una falta previa sobre Marcos Alonso.

Ese gol fue una aviso a navegantes. El Barça estaba incómodo, era incapaz de saltar la presión de los rojillos y ni siquiera la ayuda de Busquets para esta labor modificaba un guion de partido que había saltado por los aires. Y es que los culés, con la única novedad de Christensen en el lugar de Piqué, se parecían muy poco al conjunto que se impuso con facilidad al Almería hace tres días en el Camp Nou.

Moncayola y Chimy Ávila pudieron ampliar esa renta pero no tuvieron puntería y el partido volvió a tener otro vuelco dramático para los intereses de los de Xavi después de que Lewandowski viera la segunda amarilla y terminara expulsado. El polaco fue a una pugna con David García y sacó a pasear el codo sobre el rostro del central, una acción que fue suficiente para que Gil Manzano decidiese que la participación del ex del Bayern concluyera a la media hora de encuentro. Fue el epílogo a una primera mitad terrorífica para el Barça, que aún tuvo otro episodio más ya en el tiempo de descanso con la tarjeta roja directa a Piqué por protestar las decisiones arbitrales.

Tras la reanudación, el Barça se ubicó en un 4-4-1 que facilitó al equipo culé ocupar mejor todo el ancho del terreno de juego. Esa fórmula funcionó y un centro lateral de Jordi Alba terminó, tras el rechace de la zaga rojilla, en los pies de Pedri, que aprovechó para empatar el choque con un derechazo inapelable a la cepa del poste. Esa diana del canario fue un soplo de aire fresco para los azulgrana. Los de Xavi creyeron en la posibilidad de llevarse el triunfo, acumularon pases en campo contrario por primera vez en todo el encuentro y encontraron por fin a los extremos con posibilidad de jugarse el uno contra uno frente a su par. Fue el caso de un Dembélé que despertó de su letargo y que comenzó desde allí a desequilibrar el partido en favor de los azulgrana.

El escenario era totalmente diferente y Xavi decidió que era el momento ideal para hacer la revolución en ataque. El técnico catalán dio entrada de una tacada a Raphinha y Ansu Fati y retiró a Ferran Torres y Dembélé. Los cambios le sentaron bien a un Barça que mejoró en la circulación, que no sufrió en exceso pese a la inferioridad numérica y que encontró premio en el ida y vuelta que propuso Osasuna para la recta final del partido gracias al oportunismo de Raphinha. El extremo brasileño celebró su convocatoria para el Mundial ganando la espalda a los centrales de Osasuna y aprovechando a la perfección un envío en largo de Frenkie de Jong para cerrar el partido y tres puntos que confirman el liderato de los de Xavi antes del parón.