Guadalupe Porras: «Un árbitro no puede ser de un equipo»

Perdone la pregunta pero... ¿por qué árbitro?

Me apasionaba el fútbol y jugaba al fútbol, pero un amigo de mi tío me propuso probar el arbitraje y le hice caso. Probé y me gustó mucho. A medida que iba pasando el tiempo me fue atrapando hasta que tuve que decidir por uno de los dos caminos y me quedé con el arbitraje.

Osea que es una futbolista frustrada.

No es mi caso, desde luego. En cada momento he hecho lo que he querido. Hasta el día que tomé la decisión compaginaba arbitrar y jugar; el arbitraje me estaba dando muchas emociones bonitas. Estuve jugando en Primera y decidí quedarme en el arbitraje.

¿Era mejor como futbolista o lo es como árbitra?

Como arbitra no me ha ido mal (risas). Como futbolista pude jugar en Primera, en el Puebla y en el Olivenza. Además llegué a jugar con la selección extremeña.

Pero no me negará que el árbitro es el personaje más ingrato del fútbol.

Sí, cuando los equipos fallan, al final el que tiene la culpa es el árbitro. Pero estamos para lo que estamos, que es arbitrar. Aunque podemos parecer la parte negativa cuando un equipo pierde, nuestro papel es tomar decisiones e impartir justicia.

Imagino que muchas veces le habrán dicho eso de que es 'una mujer de armas tomar' dado que estuvo en el Ejército.

Estuve más de nueve años. Entré con 19 años en el Ejército de Tierra y estuve hasta que decidí salir porque la forma de pensar que tenía cuando entré no era la misma que cuando decidí irme.

¿Dónde hay más machismo, en el ejército o en el fútbol?

En el arbitraje no he vivido nada de machismo y siempre he tenido las mismas oportunidades que mis compañeros. Eso es lo que ha hecho que haya llegado donde he llegado. De verdad que no he vivido ningún machismo y he tenido las mismas herramientas que mis compañeros, siempre he trabajado como uno más. En el Ejército… (hace una pausa) la sociedad va evolucionando y de cuando entré hace 13 años a cuando lo dejé si que evolucionó. Aunque da igual en el arbitraje que en el ejército… El que es machista es machista. Es algo que va con la persona, no con el colectivo.

Su ficha dice que hace 16 años que se apuntó al Colegio de Árbitros de Badajoz. ¿Cómo ha sido todo este tiempo?

Pues han sido años en los que he arbitrado en campos de todo tipo de superficies: campos de tierra, muchos pueblos de Extremadura, mucho fútbol base… En este camino he vivido muchos momentos y conocido muchas personas.

¿Y algún día volvió a casa diciendo que no volvía a arbitrar?

No. Nunca. Es verdad que he vivido momentos buenos y malos, pero cuando ha habido malos o duros, los he transformado en momentos de seguir trabajando.

¿Cree que es más complicado para una mujer llegar a Primera División?

No. Hoy en día hay unas herramientas, especialmente desde hace 3 años. Ahora hay un escaparate, que es la Liga femenina, que permite ver a árbitras todos los fines de semana y puedes encontrar referentes. Cuando empecé tenía pocas referentes, sólo dos árbitras de Extremadura. No había una Liga femenina que se televisara y no era habitual se vieran a chicas arbitrando en Primera. No había esa repercusión mediática. Ahora las chicas quieren arbitrar y ha crecido el número porque ven que no están solas. Eso al final te atrapa.

¿Se siente como un icono dentro del arbitraje?

Cuando consigues llegar a Primera lo que sientes es que todo se puede conseguir. Cualquier chica que comience puede decir: 'Si ha llegado Guadalupe, también puedo conseguirlo yo'. A todas esas las animaría a que fueran árbitras si les gusta este deporte y este mundo, porque es duro pero es bonito. Aquí no se consigue nada si no se trabaja. Nadie regala nada.

Y una vez en Primera, ¿cuál es el siguiente reto?

Ir partido a partido. Llevo dos encuentros de Liga y quiero seguir arbitrando cada partido que me llegue con mucha ilusión.

¿Siente que los futbolistas le respetan dentro del terreno de juego?

Sí, una vez que comienza el partido te ven como una más. No he sentido que me miren de forma diferente a un compañero. Me ven como árbitro, no como mujer.

Su peor momento en un campo fue…

Hace dos años en Tenerife, cuando me lanzaron un objeto desde la grada. Fue un momento desagradable, pero me hizo ser más fuerte y más dura. Fue un hecho puntual que no se ha vuelto a repetir. Al final, quedó como un anécdota.

¿Y el mejor?

El ascenso a Primera División. Cuando salí al terreno de juego me pasaron por la mente todo los campos en los que he arbitrado estos años, la gente que he conocido, los equipos… Fue algo muy bonito.

¿Qué es lo peor que ha tenido que escuchar en un campo de fútbol?

Recibes todo tipo de insultos, pero estás centrado en el terreno de juego y no escuchas lo que te dicen. Dicen cosas por mi sexo, pero pretenden ofender a la figura arbitral, no a la mujer o al hombre. Una vez que comienza el partido estamos centrados en juzgar las decisiones y no escuchamos nada.

¿Y no le han entrado ganas de darle a alguien con el banderín?

Estamos a los que estamos y es algo que se trabaja desde que comienzas. Lo que pasa en la grada no te puede afectar.

Y para despedirnos, una duda. ¿Puede ser un árbitro de un equipo?

No. A un árbitro le gusta la justicia, ser neutral y nunca puede decantarse por un equipo. Los árbitros no tenemos equipo. El único equipo es el arbitral.