Flick da la vuelta al Barça de Xavi

«El Barça quiere ganar títulos y por eso estoy aquí», dijo Flick el día de su presentación como técnico culé. Ese día el germano desterró con apenas una frase aquello de «estamos en transición» y mandó un mensaje al vestuario que ha quedado grabado a fuego en la mentalidad de los jugadores. El Barça debe ganar, independientemente del calendario, del estado de forma o de las bajas por lesión. Solo existe la victoria y ese discurso ha calado en la afición y en Joan Laporta, que encontró ahí una de las principales diferencias con Xavi Hernández. «Flick no busca excusas», dijo el mes pasado el dirigente culé en un acto de la Fundación Cruyff.

Cuando Flick aceptó la propuesta del Barcelona uno de los aspectos a tener en cuenta era la preparación física de los futbolistas. El germano ya había analizado cómo el equipo de Xavi sufría altibajos a lo largo de los partidos y por eso preparó a conciencia su desembarco en el equipo culé. Durante la pretemporada hizo un estudio exhaustivo de los jugadores y ese trabajo tiene ahora repercusión en un grupo que logra aguantar los noventa minutos sin descender su rendimiento, algo que quedó palpable una vez más contra el Sevilla. El Barça presiona en campo contrario y cuando faltan piernas frescas, Flick está dispuesto a jugársela con futbolistas de la casa. «Hay que presionar los noventa minutos», avisó en la pretemporada tras el duelo contra el Manchester City.

Flick hizo tabla rasa nada más llegar. Todos empezaron desde el mismo punto en el mes de agosto y eso ha permitido a jugadores como Iñigo Martínez, Pablo Torre o Eric García sentirse importantes y a otros como Marc Casadó encontrar un trampolín desde el que lanzar su carrera. De este modo, ha logrado ampliar la rotación y elevar el nivel competitivo a los teóricos titulares. El resultado es un Barcelona que, ahora que está recuperando a jugadores como Gavi, Frenkie de Jong, Fermín o Dani Olmo, tendrá por fin una plantilla amplia para poder competir ante un calendario que no dará tregua.

El juego del Barcelona ha sido coral durante varios partidos, pero Flick ha conseguido además que los jugadores que deben marcar las diferencias aparezcan. Lo está haciendo con Pedri, cada vez más determinante en la circulación de balón y en el área rival, y lo ha logrado sobre todo con el tridente de ataque. Lewandowski suma más de un tanto por partido en Liga y tanto Raphinha como Lamine Yamal están en proyección de acabar la temporada con dobles dígitos tanto en goles como asistencias. Es un tridente que funciona a la perfección y que ha conseguido que los culés sean el equipo más goleador del campeonato con 33 goles en diez encuentros.

El Barça de Xavi encontró la horma de su zapato en los equipos que se cerraban atrás y conseguían reducir espacios. La circulación de los culés no era lo suficientemente rápida y eso, a veces, derivaba en un tapón y en un conjunto previsible para los rivales. El problema ha desaparecido este año. Flick ha sabido alternar esta cualidad innegociable del Barça con envíos en largo para aprovechar la velocidad de los dos extremos y los espacios que deja Lewandowski al salir de su posición. El resultado es un equipo mucho más dinámico, que sabe cambiar de registros y tiene capacidad de sorpresa.