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P. RÍOS
Barcelona
Miércoles, 8 de abril 2020, 12:50
Ni Semana Santa, ni estado de alarma por la pandemia del coronavirus. Cualquier fecha es buena en el FC Barcelona para resquebrajar un poco más el club en este convulso 2020 que arrancó con la sorprendente destitución de Ernesto Valverde y la llegada de un ... Quique Setién que ya sabe que su proyecto debe ser muy fuerte deportivamente para no verse afectado por los constantes temblores institucionales. Tras la crisis provocadas por las cuentas de una empresa pagada por el club que atacaban en las redes sociales al entorno azulgrana (y a algunos jugadores...), ahora llega un cisma en la directiva que puede dinamitarlo todo definitivamente.
Josep Maria Bartomeu, a un año de las elecciones en 2021 a las que no podrá presentarse, despide al que iba a ser el candidato continuista, Emili Rousaud, hasta ahora vicepresidente institucional del FC Barcelona, por no considerarle leal. Y el citado se va despotricando y revelando detalles del caso de las redes sociales que dejan en muy mal lugar al que hasta ahora era su jefe. Bartomeu también echa al vicepresidente económico, Enrique Tombas, de momento más discreto mientras hace las maletas.
El presidente andaba desconfiando de sus delfines desde que en una junta directiva posterior al caso de las redes sociales se le instó a dejar el cargo o a convocar elecciones adelantadas en 2020 para que el futuro candidato no se viera manchado por sus últimos errores. Aquello se filtró a la prensa y comenzó la búsqueda del 'topo', un hecho que ya fue urgente cuando Leo Messi, en el comunicado en el que aceptaba el ERTE del club, lamentaba que desde el clubs se había intentado manchar el nombre de los jugadores. Otra vez alguien había hablado demasiado. Y ya se sabe que Bartomeu tiene mucho aguante con los que le critican a él, pero no con los que tocan la cresta a Messi, Piqué, Suárez y compañía. Esta vez puso cerco a los que él considera que eran desleales y el martes pasó al ataque.
Un directivo no puede ser destituido, solo puede ser desposeído de cargos. Su dimisión debe ser voluntaria. En realidad es una invitación a marcharse. Y Rousaud se irá, pero antes quiere decírselo cara a cara «Bartomeu me llamó y me dijo que quería hacer una remodelación de la junta porque recelaba de algunos directivos. Entre ellos yo. Me dijo que estaba molesto por supuestas filtraciones a la prensa y criticas al trabajo de los ejecutivos», explicó en distintos medios de comunicación, aclarando que «nunca pedimos la dimisión de Bartomeu en aquella reunión de Sant Joan Despí, le planteamos que quizás convenía adelantar las elecciones. Pero al final, nos dijo que no lo veía igual y no pasó nada....
Y pasó al contragolpe: «Yo estoy en el comité de adjudicaciones, donde se aprueban facturas superiores a los 200.000 euros y estas facturas (las de la empresa contratada en la crisis de las redes sociales) se trocearon para que no pasaron por este comité se se saltaran los controles del club». También dejó en el aire que Jaume Masferrer, el hombre de confianza de Bartomeu que suspuestamente pagó los platos rotos de aquel caso, nunca abandonó el club: «El presidente nos dijo que estaba suspendido de empleo y sueldo. En estas circunstancias no debería estar cobrando, pero no lo sé. Sí me llamó la atención que un directivo me comentara ayer que le había llamado Masferrer, con un tema vinculado a esto».
La guerra interna sólo ha hecho que comenzar. Como un espectador, frotándose las manos, debe estar Víctor Font, precandidato 'cruyffista' a las elecciones de 2021 que llegará con Xavi Hernández como entrenador. Quique Setién sabe que durará en el cargo lo que dure Bartomeu.
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