Luis Suárez manda callar tras el gol del empate para el Barça que anotó en el Villamarín.
Análisis

El Barça descuida su juego y su actitud en el peor momento

Luis Enrique hizo autocrítica tras el partido ante el Betis, otro día de fútbol irreconocible y de tensión dudosa

P. ríos

Lunes, 30 de enero 2017, 17:41

El disparate arbitral del Benito Villamarín, con ese gol no concedido al Barça pese a que estuvo medio metro dentro de la portería, un error por su envergadura similar al paradón de Bruno en Villarreal, no oculta que el equipo azulgrana tiene un par de problemas muy evidentes que también le están lastrando en su intento de dar caza al Real Madrid en la Liga: no logra imponer su juego en los partidos en los que no están Busquets ni Iniesta y ya son demasiadas veces en las que entra demasiado tarde a los encuentros.

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El propio Luis Enrique prefiere centrarse en hacer correcciones deportivas antes que en criticar a los colegiados. De hecho reconoció que sus jugadores no merecieron ganar al Betis, posiblemente ni puntuar, un discurso similar al que hizo en el otro partido para olvidar de la temporada: en Liga en Anoeta ante una Real Sociedad que fue superior. Curiosamente, el Barça acabó sacando sendos empates 1-1.

Que el Barça ha descuidado el juego de posición que implantó Pep Guardiola es incuestionable. Disponer de un tridente como el formado por Messi, Luis Suárez y Neymar obliga a apostar por un fútbol más directo y a convertir a los centrocampistas en equilibristas tácticos para que el sistema no se descomponga. Y no se puede decir que a Luis Enrique le haya ido mal la idea cuando ha ganado ocho de diez títulos disputados.

Pero una cosa es cuando Busquets e Iniesta están en el campo defendiendo el estilo, con jerarquía para pedir balones en las inmediaciones del área propia y calidad para iniciar la jugada desde allí, y otra cuando juega cualquier otra combinación de medios. Todos tiene calidad, Rakitic, André Gomes, Denis Suárez, Mascherano, Arda Turan, Rafinha, hasta Sergi Roberto, pero sencillamente tienen otras características. Con los dos internacionales españoles lesionados, el Betis apretó arriba y el Barça ya se quedó a medio camino entre intentar jugar desde atrás o recurrir al pase largo.

Normalmente la solución suele ser Messi, que ya acepta hacer de Xavi cuando hay dificultades en la creación, pero el argentino no siempre puede jugar cada tres días a un gran nivel; en Sevilla fue humano y apenas entró en juego hasta que dio la asistencia del 1-1 a Luis Suárez.

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Ese es un problema de configuración de plantilla, si se quiere, o de idea de juego que se notará más o menos en función de si Busquets e Iniesta están disponibles. Y parece que al Vicente Calderón, en la ida de la semifinal de la Copa de este miércoles, no llegarán. Lo que sí enfada de verdad a Luis Enrique es la actitud mostrada en los primeros minutos del Betis-Barça, cuando se muestra la tendencia de lo que va a ocurrir.

Sus jugadores no se emplearon con la misma determinación que sus rivales y lo pagaron yendo a remolque durante todo el partido. Puede influir el cansancio copero tras el encuentro del jueves ante el Real, pero para eso el técnico hizo rotaciones. Lo peor es que no es la primera vez que ocurre. Incluso en Eibar, pese al 0-4 final, el Barça saltó muy blando al césped. El equipo azulgrana sigue aspirando a todos los títulos, pero si quiere ganarlos ya sabe lo que le toca: mejorar la actitud y ser más regular en el juego. Lo del domingo en el Villamarín, más allá de los errores arbitrales, no le sirve para nada.

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