Amador Gómez
Martes, 2 de diciembre 2014, 15:24
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Dos días después del crimen del ultra del Deportivo a manos del Frente Atlético en las inmediaciones del Vicente Calderón, el club rojiblanco decidió adoptar una primera medida, aún insuficiente, para intentar erradicar a los violentos, al decretar la expulsión de los radicales implicados en la pelea mortal entre hinchas de ambos equipos. Además de expulsar de la entidad a 15 ultras, detenidos o identificados tras la batalla campal, el Atlético de Madrid ha decidido dar de baja «como peña oficial» al Frente, «y en consecuencia cesar cualquier relación» con los violentos colchoneros. También anuncia el vigente campeón de Liga y subcampeón de Europa que pondrá «todos los medios a su alcance para impedir la exhibición en el interior del Calderón de pancartas u otros elementos distintivos de dicho grupo».
El club que preside Enrique Cerezo, sin embargo, confirmó que no disolverá el Frente Atlético porque carece de potestad para ello. «La disolución en términos legales del Frente Atlético como asociación privada o entidad con personalidad jurídica propia no es competencia del club y, por tanto, no puede ser ejecutada por el club, sino que serán las autoridades competentes las que deberán valorar y/o ejecutar dicha disolución», aclaró este martes la entidad rojiblanca a través de un comunicado. Por tanto, mientras no se adopten decisiones gubernamentales, judiciales o policiales que prohiban a miembros de este grupo ultra -varios de ellos con antecedentes- la entrada al Calderón, los radicales podrán seguir acudiendo al estadio y continuarán en las gradas del Fondo Sur.
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«#ElFrenteNoSeMueve», fue la respuesta a través de Twitter de los ultras rojiblancos al consejero delegado del Atlético de Madrid, Miguel Ángel Gil Marín, a quien los radicales aseguran que plantarán cara tras expulsar, de momento sólo a los violentos «que participaron de manera directa o indirecta» en la reyerta previa al duelo contra el Deportivo. Incluso los integrantes del Frente Atlético, que dicen no sentirse representados por una minoría de bárbaros, anuncian ahora movilizaciones. En el caso del club gallego, la decisión de la entidad coruñesa fue aún más tibia, ya que este martes se limitó a imponer el cierre «simbólico», y tan sólo para los dos próximos partidos, ambos ante el Málaga (este miércoles en Copa y el sábado en Liga), de la grada en la que se instalan los ultras de Riazor Blues. Respecto al centenar de entradas facilitadas por el Atlético que fueron a parar a los ultras blanquiazules, presuntamente vendidas por la Federación de Peñas del Deportivo, no hubo este martes ninguna aclaración por parte de la entidad coruñesa.
Precisamente, este miércoles el Deportivo regresa a Riazor para recibir al Málaga, y la Comisión Antiviolencia, después de considerar de «bajo riesgo» el choque del domingo en el Calderón, acordó este martes calificar de «alto riesgo» dicho encuentro copero, además del Hospitalet-Atlético, también de este miércoles, y el Rayo-Valencia que se disputará el jueves en Vallecas. Tras quedar demostrada la descoordinación policial e institucional frente a ultras fuera de control que se citaron para pegarse y actúan habitualmente bajo la permisividad de los clubes, Antiviolencia, comisión que ahora reclama la elaboración de una «lista oficial de grupos ultras», reacciona así ante la alarma social y la detención de 12 miembros de Riazor Blues, seis del Frente Atlético, dos de Bukaneros del Rayo y uno de Alkor Hooligans.
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Como representantes del equipo colchonero, sin embargo, la Policía ha identificado a siete socios abonados del club, un socio no abonado y siete no socios de la entidad, expulsados «de forma inmediata, causando baja permanente como socios y sin posibilidad de volver a serlo en el futuro, mientras que los que no son socios no podrán darse nunca de alta como tales», según aseguró el Atlético. «A los que no entienden que los valores del deporte van asociados a la convivencia y a venir al Calderón con la familia, les digo que sobráis, que no tenéis que venir aquí nunca», proclamó Gil Marín, a partir de este martes enemigo declarado de los extremistas de un grupo «que también está formado por mucha gente buena dentro del Fondo Sur».
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