Xavi pasa factura con el billete a cuartos de la Champions
El técnico del Barça considera que no se está siendo objetivo con su trabajo y se acuerda de los más críticos
Daniel Panero
Jueves, 14 de marzo 2024, 14:18
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Daniel Panero
Jueves, 14 de marzo 2024, 14:18
El triunfo del Barcelona contra el Nápoles en la vuelta de octavos de la Champions ha dado mucho que hablar. Más allá del pase a cuartos y el buen nivel mostrado por el equipo azulgrana, la victoria contra los italianos fue una liberación para Xavi ... Hernández, la persona que más tiempo llevaba esperando una noche de este tipo. El técnico azulgrana se mostró exultante con la clasificación y esa alegría desbordada se tradujo en reproche cuando se sentó en la sala de prensa ante los medios de comunicación. Fue el momento de pasar factura, la hora de sacar todo lo que llevaba dentro y apuntar a aquellos que él considera que le tienen en el punto de mira.
«Ha habido mucha crítica injusta. Se dijo que éramos el bufón de la Champions y lo dijeron periodistas que cubren y son del Barça. ¿Qué hacemos con el bufón de la Champions? Es uno de mis mejores momentos como entrenador», proclamó Xavi. Lo dijo en un tono reposado, como si hubiera madurado durante mucho tiempo el discurso que iba a ensayar cuando llegara por fin el momento en que se pudiera cobrar revancha.
Ese día llegó el martes en el Lluis Companys y fue toda una liberación. «Hoy volvemos a respirar», llegó a decir Xavi. Ese respirar tiene mucho que ver con la barrera psicológica que su equipo rompió ante el Nápoles, pero también con una situación que hace tiempo se ha enquistado en el barcelonismo. El técnico culé considera que hay un sector de la prensa catalana que es afín a Pep Guardiola y que no está siendo objetiva en su trato al hoy entrenador del Barcelona. Concretamente, tiene una lista de 25 periodistas que van en su contra, tal y como aseguró Sique Rodríguez en la Cadena Ser.
Esa lista es la que ha llevado a Xavi a decir en varias ocasiones aquello de «haga lo que haga no es suficiente». No lo es porque hace años que el inconformismo se ha instalado en Barcelona. Guardiola tenía una relación inmejorable con todos los medios de comunicación como futbolista y esa relación se mantuvo como entrenador en la mejor etapa de la historia del club. Ese periplo, el del 'Pep Team', elevó el listón y pocas veces en los últimos años se ha alcanzado una atmósfera de total tranquilidad en torno al equipo. Le pasó a Luis Enrique, que ganó el triplete después de una crisis galopante a mitad de temporada, le ocurrió a Ernesto Valverde, que ganaba básicamente porque tenía a Messi y también a Ronald Koeman, que acabó enfrentado con la prensa y perdiendo la relación que había labrado como jugador.
Todo ese cisma es el que no ha sabido gobernar Xavi. No lo ha hecho cuando han venido mal dadas y tampoco ahora que la situación parece algo más encauzada. Hacía cuatro años que el Barça no estaba entre los ocho mejores equipos de Europa, más de 1.000 días que han dado pie a un «ambiente irrespirable» y a una negatividad que se abrió paso en el vestuario y que atenazó a los jugadores en varios momentos clave. Pasó contra el Eintracht, contra el United o contra el Bayern y también frente al Real Madrid en Liga cuando el equipo se cayó tras una primera parte excelsa.
Todos esos traspiés elevaron la crítica y poco a poco fueron haciendo mella en el vestuario y también en Xavi, que lleva conviviendo con la presión de ser el sustituto de Guardiola desde antes incluso de hacerse con las riendas del Barcelona. La presión le llevó en enero a decir basta y a dar un paso atrás adelantando su adiós a final de temporada. Lo hizo esperando una reacción en todos los ámbitos, desde el equipo hasta el entorno, ese al que tantas veces ha aludido en rueda de prensa buscando complicidad.
Mes y medio después, se puede decir que el plan ha funcionado. El equipo ha mejorado, está en cuartos de Champions, y la atmósfera, al menos hasta el martes, había cambiado hasta el punto de que el Lluis Companys coreó su nombre durante el partido contra el Nápoles. Con este nuevo escenario, llegó la hora de pasar factura y Xavi no se cortó. El técnico del Barça no usó un calificativo al azar; era algo que tenía guardado desde el pasado 7 de noviembre. Aquel día su equipo cayó por 1-0 ante el Shakhtar Donetsk en Hamburgo y Ramón Besa, periodista de El País, aseguró en su crónica que el Barça era «el bufón de Europa». Esa frase rechinó a Xavi, que mandó un whatsapp a Besa diciéndole que «tenía mala baba», e inició un período de espera que duró cuatro meses.
No es la primera vez que Xavi se queja del entorno que rodea al equipo azulgrana. En noviembre aseguró que «lo que dice la prensa afecta al juego del equipo» y que «los jugadores están demasiado tensos por lo que se genera alrededor». En diciembre afirmó que «los medios afines no nos pueden dejar de la mano en la primera curva» y ya a finales de enero, con su adiós consumado, sentenció: «Te hacen sentir que no vales a diario».
Esa sensación es la que le ha llevado a liarse la manta a la cabeza y afrontar lo que queda de curso apostando firmemente por su idea. Ante el Nápoles partió de inicio una vez más con Cubarsí, de 17 años, y con Lamine Yamal, de 16. Los dos brillaron y dieron lustre a un equipo que fue fiel al plan de juego ideado por su entrenador. Xavi se irá a final de temporada, es una decisión inamovible, pero lo hará fiel a su estilo, sin traicionarse. La prueba es que en el partido más importante de la temporada su equipo presionó en campo contrario, no especuló y buscó de manera incesante la portería rival. Así es el Barça de Xavi. No tiene medias tintas.
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