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Pocas veces se ha visto en Chamartín a un Carlo Ancelotti más reivindicativo que esta semana. El italiano, víctima de nuevo del fuego amigo que consumió a Zinedine Zidane, está harto de que sus críticos le infravaloren como estratega aludiendo de forma peyorativa a la ... capacidad para gestionar grupos como su principal virtud cuando atesora cuatro Champions y es el único técnico de la historia que ha conquistado las cinco grandes ligas, y considera que el trabajo que está realizando en esta su segunda estancia en la 'casa blanca' merece mayor respeto del que se le tributa cuando cada tropiezo en el camino precipita una cascada de nombres sobre futuribles inquilinos del banquillo del Real Madrid, como mínimo tolerada si no alentada desde las altas esferas del club. El triunfo ante el Chelsea en la ida de cuartos de final de la Liga de Campeones le sirvió al hombre de la ceja para sacar de nuevo pecho y enviar de paso algún que otro aviso a navegantes tras darle un repaso táctico a su discípulo Frank Lampard.
«Es determinante tenerlo en una plantilla porque en cualquier momento te puede dar ventaja con goles y asistencias. Lo valoro muy bien porque más o menos marca en todos los partidos siendo titular o saliendo desde el banquillo. Marco maneja muy bien el espacio entre líneas para buscar el tiro y tiene un golpeo descomunal», dijo el míster de Reggiolo cuando le preguntaron por la actuación de Asensio, de nuevo crucial ante los 'blues' saliendo desde el banquillo al firmar el tanto que allana la empresa en Stamford Bridge pero con su futuro en el mismo limbo que el de Benzema, Kroos, Modric, Nacho o Ceballos a falta de dos meses y medio para que venzan sus contratos.
Ancelotti concede gran importancia al papel del balear, un revulsivo de lujo que el Real Madrid no debe dejar escapar porque tiene una zurda sin parangón y rentabiliza su tiempo sobre el césped como pocos. Es el decimosexto integrante de la plantilla del vigente campeón de Europa en número de minutos (1.396), lo que no ha sido óbice para que se erija en su quinto máximo artillero (9).
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Cinco de esos tantos los ha sellado saliendo desde el banquillo, al igual que nueve de las doce dianas que contabiliza en la Liga de Campeones desde que viste de blanco, lo que le convierte en líder de dicho apartado estadístico por delante del noruego Ole Gunnar Solskjaer. De ahí que Carletto aprovechase la rueda de prensa posterior a la victoria de su equipo sobre el Chelsea para reforzar al mallorquín, al igual que anteriormente empleó otras comparecencias para poner en valor a Ceballos, a Nacho o a los tres veteranos que siguen siendo esenciales para explicar la autoridad que ejerce el Real Madrid en su competición fetiche.
Con todo, fue la previa de la cita ante el cuadro londinense la que sacó a relucir ese espíritu mohíno de Ancelotti que ha devuelto el recuerdo de lo que sucediera hace un par de campañas con Zidane. El marsellés puso fin a su segundo advenimiento como timonel del Real Madrid después de pasar meses en la picota pese a las tres Champions consecutivas que llevó a las vitrinas del Santiago Bernabéu y su condición de leyenda. Ancelotti reitera que su deseo es cumplir el vínculo que le ata hasta 2024, pero sospecha que si no levanta el 10 de junio la 'orejona' en Estambul, Florentino Pérez será inmisericorde y aplicará aquella ley no escrita que establece que ningún técnico permanece en su puesto en Chamartín sin ganar Liga o Champions. De ahí que se guarde la carta de Brasil.
El deseo de la Confederación Brasileña de Fútbol de poner la 'Canarinha' en manos de Ancelotti le ofrece al transalpino una fantástica válvula de escape, a la que vez que le sirve para recordarle al club que también él tiene algo que decir sobre lo que suceda a partir del 30 de junio. El triunfo del miércoles le convirtió en el segundo técnico del Real Madrid con más victorias en la antigua Copa de Europa (35), superado solo por las 41 de Miguel Muñoz, y supuso otro paso más en la ruta hacia la que sería séptima 'orejona' de su carrera sumando las etapas como futbolista (dos) y como técnico (cuatro a fecha de hoy).
Todos esos logros no detienen sin embargo el runrún sobre Arbeloa, Xabi Alonso, Raúl o Pochettino. Tampoco el hecho de que tenga al vestuario comiendo en la palma de su mano o haya sacado los colores a preparadores con más apóstoles que currículum. Resulta por tanto comprensible que el de Reggiolo vaya alzando la voz a su manera mientras ofrece recitales de gestión y de estrategia. Dos facetas en las que es un lince, mal que les pese a algunos.
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