«Su padre Badri y yo somos hinchas del Barcelona, pero Kvara ama al Madrid. Es un jugador para aquel nivel, puede jugar en cualquier equipo», señalaba justo hace un año Mamuka Jugeli, agente de Khvicha Kvaratskhelia, por entonces puntal destacado de un Nápoles que ... marchaba embalado hacia el título de la Serie A. «Los sueños de Kvaratskhelia, sus principales metas, son ganar la Champions, jugar en el Real Madrid y llegar a los mejores torneos internacionales con Georgia», agregaba el padre del futbolista por el que ya suspiraba media Europa. «Crecí viendo al Madrid por la tele y ahora son mi rival en el campo, además en nuestro estadio. Imposible no ser feliz con una noche como esta», reconocía el extremo el pasado mes de octubre en una entrevista concedida al diario As la víspera de que el conjunto de Chamartín rindiese visita al Estadio Diego Armando Maradona en la fase de grupos de la presente edición de la Champions. Ahora, ese madridista de cuna amenaza al Barça en la vuelta de octavos de final de la máxima competición continental.
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En medio de un curso convulso en el que ya han desfilado tres entrenadores por el resbaladizo banquillo del Nápoles, Kvaratskhelia aparece como una de las principales esperanzas del cuadro partenopeo a la hora de intentar apear al Barça de la Liga de Campeones y colarse en los cuartos de final por segunda campaña consecutiva.
La cita llega en el momento justo para el internacional con Georgia, quien tras protagonizar una deslucida primera parte de la temporada, en consonancia con el errático deambular de su equipo, ha recuperado brío en las últimas semanas y pisará este martes el Estadio Olímpico Lluis Companys en un periodo pleno de iluminación de cara a portería.
Kvaradona, como le apodaron los hinchas partenopeos en referencia al dios argentino que llevó al Nápoles a pergeñar las páginas más brillantes de su historia, viene de sellar cuatro tantos en los tres últimos partidos de una escuadra que parece haber recuperado sensaciones de la mano de Francesco Calzona.
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Desde que el italiano, actual seleccionador de Eslovaquia, cogiese las riendas del conjunto del sur de Italia en sustitución de Walter Mazzarri, el Nápoles ha sumado dos victorias y tres empates que le han servido para mejorar ligeramente su situación en la Serie A y le permiten soñar con dar la campanada en la Champions. Y buena parte de esa mejoría cabe atribuírsela a Kvaratskhelia, un futbolista que creció soñando con emular a Guti y a Cristiano Ronaldo. «Los miraba e intentaba imitar su juego, sus fintas, sus remates. Me inspiraban», indicó en la citada entrevista con el diario As.
El georgiano tuvo sus más y sus menos con Rudi García. El técnico francés, al que el temperamental Aurelio De Laurentiis acudió como recambio de Luciano Spalletti el pasado verano, alteró el ecosistema con el que su predecesor en el cargo había devuelto la gloria al Nápoles y uno de los principales perjudicados fue Kvaratskhelia. Le alejó en varias ocasiones de su coto privado de caza en el costado izquierdo del ataque y provocó el enfado del astro al mandarle al banquillo en diversos partidos.
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Especialmente notorio fue el rifirrafe que ambos mantuvieron durante el duelo con el Génova de la cuarta jornada. Con 2-2 en el marcador, el preparador galo retiró del campo al futbolista caucásico en el minuto 89 para dar entrada a Alessio Zerbin y Kvaradona reaccionó haciendo gestos de desagrado que fueron captados por las cámaras.
La salida de Rudi García y la llegada de Walter Mazzarri mejoraron el escenario para Kvaratskhelia. Pero ha sido a la vera de Calzona cuando el ex del Rubin Kazan ha recuperado esa versión que hizo beber los vientos por sus servicios a media Europa. El georgiano, que solo contabilizaba seis goles en 31 partidos cuando el preparador italiano cogió el timón del Nápoles, ha sumado cuatro tantos en los tres últimos encuentros. Anotó un doblete en el 1-6 contra el Sassuolo, volvió a ver puerta en el 2-1 contra la Juventus y mojó de nuevo el pasado viernes en el empate a uno contra el Torino firmando un gol de bandera.
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El momento dulce que experimenta Kvaratskhelia, a la par del de Osimhen, es un motivo para la preocupación de un Barça sin margen de error frente a un Nápoles relanzado que tiene en sus filas a un madridista infiltrado e iluminado.
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